A pesar de la polémica que ha generado su expansión por el centro de muchas ciudades, los apartamentos turísticos también suponen una fuente de riqueza cada vez más importante, al menos hasta la llegada del covid-19. Así, de media, los alquileres que abonan sus usuarios ya suponen alrededor del 1,2% del PIB en las principales ciudades europeas, según se puso de manifiesto ayer, durante la presentación de las principales líneas de trabajo de la nueva Cátedra de Transformación del Modelo Económico de la Universidad de Alicante, que dirige la investigadora Paloma Taltavull.
En este sentido, aunque el objeto de la investigación será más amplio, y analizará la relación entre la conectividad de las ciudades y su impacto en el mercado residencial, como primer paso, los investigadores han empezado por estudiar las consecuencias del covid-19 en el negocio concreto del alquiler a corto plazo, lo que les ha permitido, de paso, comprobar el peso que esta modalidad turística había adquirido antes de la pandemia, gracias a los intradatos que facilita AirBnB. Aunque la investigación se ha centrado inicialmente en la ciudad de València -los investigadores están a la espera de recibir la información de Alicante y Castellón-, el equipo de Taltavull ha podido acceder a los datos de decenas de ciudades y destinos europeos.
Gracias a esta información han calculado que, de media, los apartamentos turísticos mueven un volumen de dinero equivalente al 1,2% del PIB, aunque con notables diferencias. Por ejemplo, los alquileres de la ciudad de València generan el equivalente al 0,3% del PIB provincial -los investigadores no han podido obtener datos de PIB municipal-, mientras que en Berlín representan un 0,69% del lander; en Barcelona, un 1,8% de la riqueza provincial; y en Edimburgo, el 3,4%.
Un dinero que, en gran parte, va a parar a manos de ciudadanos particulares, «con lo que es dinero que mejora la renta de muchos hogares, y que permite incrementar su consumo y su gasto», recalcó la investigadora. En el caso de València, por ejemplo, hasta el 74% de los anfitriones gestionan únicamente uno o dos viviendas, lo que significa que son particulares. Eso sí, también en este caso las cifras varían y, por ejemplo, ascienden hasta el 90% en ciudades como Amsterdam, y desciende en los puntos más turísticos. Así, por ejemplo, en Baleares o en la costa de Girona, los profesionales -considerando como tales a los que tienen más de cinco inmuebles- suponen la mitad de los anfitriones.
Como es lógico, la pandemia ha cortado de raíz esta fuente de ingresos en la mayoría de las ciudades. Por ejemplo, el estudio calcula que, sólo durante los tres meses que ha durado el confinamiento, los propietarios de la ciudad de València han dejado de ingresar 41,2 millones de euros. Los datos también muestran que el nivel de reservas en la capital de la Comunidad se recuperó casi inmediatamente en junio, en cuanto se levantaron las medidas más duras, pero empezaron a descender de nuevo a las pocas semanas y ahora se mantienen en un nivel bajo.
Impacto en los precios
A pesar de que muchos señalan a los apartamentos turísticos como responsables de la subida del alquiler, la catedrática Paloma Taltavull cree que esto solo es cierto en puntos muy concretos de la ciudad -en la zona de los grandes monumentos- pero no afectan a los precios generales. Así, por ejemplo, señala que en València sólo se dedican al alquiler turístico un 2% del parque de viviendas. Aún así, reconoce que ésta es otra vía de investigación que quieren abordar.
Paloma Taltavull presentó ayer la nueva cátedra en un acto virtual en el que también participaron la secretaria general de la UA, Esther Algarra; el director de Modelo Económico de la Generalitat, Juan Pérez, y el presidente de la Red de Cátedras de Transformación del Modelo Económico de la Comunidad, Francesc Xavier Molina.
¿Es posible sustituir a los proveedores asiáticos?
Otra de las líneas de investigación de la Cátedra de Transformación del Modelo Económico Valenciano se centrará en analizar las posibilidades reales que existen de que las empresas pueda modificar sus cadenas de suministro para sustituir a los proveedores asiáticos por otros regionales, entendiendo como tales a los fabricantes locales y también a los de otras zonas más cercanas como el Magreb, Turquía o los países del Este. Una posibilidad de la que se ha hablado mucho en los últimos meses, sobre todo a raíz de los problemas que se registraron cuando el covid-19 hizo su aparición en China y paralizó este país. El responsable de este estudio será Leandro García, de la Universidad de Valencia -que participa a través del Instituto Interuniversitario de Economía Internacional-, que ya adelantó ayer que se trata de un proceso mucho más complejo de lo que parece en un principio.
