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Los autónomos asumen el trabajo de sus empleados para tener ingresos en la desescalada

El desfase entre la reapertura de negocios y la vigencia de los ERTE obliga a los empresarios a ejercer de patrón y de marinero a la vez para recuperar la actividad

José Vicente Vizcaíno, antes de repartir libros de su editorial RAFA ARJONES

Afrontar la velocidad con que avanza la desescalada con la rigidez de un ERTE está siendo un reto para los pequeños empresarios. Hay un desfase de 40 días entre que comenzó la reapertura de negocios el 11 de mayo y la fecha prevista de finalización del estado de alarma, el 21 de junio, momento en que caducan los expedientes y comienza la readmisión de trabajadores. Un periodo que se está traduciendo en más trabajo en solitario de los propietarios de negocios, que quieren aprovechar la actividad que pueda traer el regreso de clientes a la vez que no se atreven a sacar a sus trabajadores de los ERTE por si la penalización y los costes superan los ingresos. La solución es hacer el trabajo de todos y el resultado, jornadas interminables por realizar la tarea de varias personas, eso sí, con poca faena. "Estoy haciendo el trabajo de dos personas que tienen un 60% menos de trabajo. Esto es una multinacional de uno", explica gráficamente Vicente Armengol, gerente de un negocio de ropa en Alicante. Lleva solo la tienda mientras su empleada permanece inactiva y a la espera.

José Vicente Vizcaíno es un ejemplo perfecto de esta situación. Tiene cuatro negocios vinculados a la actividad universitaria en San Vicente del Raspeig: dos cafeterías, una editorial y una imprenta, en los que se reparten 48 empleados. La inmensa mayoría de ellos permanece dentro del expediente que presentó a finales de marzo, pero sólo uno de sus locales sigue cerrado. "La cafetería de nueve trabajadores está cerrada, la otra tiene once y he empezado con dos. La imprenta y la editorial están abiertas con una persona a media jornada", explica, sin incluir la pieza que hace girar este precario engranaje: él mismo. "Me levanto y saco las mesas de la terraza, enciendo la cafetera y el horno y si hay que poner algún café lo pongo. Luego me voy a la imprenta y sigo con la encuadernación y el reparto de libros con la furgoneta", explica por teléfono este emprendedor "saturado" al que le faltan "horas en el día" para cumplir con todo. En el bar tiene un 20% de los clientes habituales "porque las residencias de estudiantes están vacías" y tampoco entran encargos nuevos de la universidad a la imprenta, al estar el campus "cerrado a cal y canto". Pero esta faena escasa para cincuenta personas es "imposible de cumplir" para uno solo con la ayuda de tres personas y media.

Le preocupa la fecha de readmisión porque coincide con la bajada tradicional de actividad en el campus. Los contratos de parte de su plantilla están adaptados a esa temporalidad, y muchos no vuelven a incorporarse hasta que comienza el curso en octubre. "Tengo que tenerlos durante el verano y no hay trabajo", afirma Vizcaíno, quien ha tenido, además, que prestar dinero de su bolsillo a algunos empleados de la parte editorial "porque todavía no han cobrado" la prestación. "He vivido muchas crisis y al final me he mantenido, porque si un negocio iba mal compensaba con el otro. Ahora todo ha muerto de golpe y levantar eso es muy difícil", asegura este autónomo de San Vicente.

Son semanas de tormenta donde el patrón está obligado a ejercer también de marinero. "Y de padre", añade Manuel Nieto, empresario de Sant Joan y propietario de un restaurante y una cadena de tiendas. Él también ha tenido que prestar dinero a tres de sus 30 empleados por los retrasos del SEPE en el ingreso del dinero del ERTE. La mitad de ellos se han incorporado ya a sus puestos con la esperanza de que los ingresos de la desescalada compensen tanto los salarios de quienes trabajan como los costes sociales de los que siguen dentro del expediente. "Antes de abrir para la fase 2, en el restaurante, he estado haciendo tareas de limpieza y remodelación que no se pueden hacer con el local abierto. También hemos dado formación por el tema del covid para cuando abriéramos. Ahora hemos abierto, pero con el 50% del aforo está la cosa floja", explica. Al mismo tiempo, con la cadena de tiendas en funcionamiento desde el principio, se ha encargado de adaptar la web para crear una tienda online y poder repartir pedidos durante el confinamiento. "Me he tenido que poner las pilas con eso para no parar del todo", sostiene.

Con los negocios a medio gas, cree que lo que más asusta al pequeño empresario como él es la obligación de asumir al 100% de la plantilla a finales de junio. "Estamos preocupados por si nos obligan a atender sólo la mitad del aforo en hostelería cuando acabe el mes. Si antes daba 80 menús ahora doy 15 o 20. Si tengo que pagar ocho nóminas no salen los números. Las asociaciones de empresarios están negociando para que amplíen el plazo de los ERTE o los transformen. Hay mucha gente que no ha abierto aún porque no le interesa. Con el trabajo que hay no salen las cuentas", explica este autónomo de Sant Joan.

"Trabajar estos días en un negocio implica que te haces cargo del 100% del mantenimiento de la tienda, de atender clientes y de la seguridad higiénico sanitaria. Es más carga de trabajo para una persona", afirma por su parte Armengol. "Si antes hacías nueve horas, ahora son doce".

Ejerce de propietario y dependiente de la tienda de moda masculina que regenta en la capital desde que abrió el comercio. La menor afluencia de clientes queda compensada por el "laborioso" procedimiento de limpieza de los probadores y retirada de las prendas no adquiridas por cada comprador, así como por la higienización completa del local "dos veces al día". De momento, continuará con estas largas jornadas en solitario, hasta que la apertura de fronteras en julio y el fin del estado de alarma aclaren un poco más la confusa situación. "La patronal de empresarios trabaja para que el Gobierno alargue no sólo unos meses sino hasta final de año los expedientes. Es muy dificil hacerse una composición de lugar con tantos imponderables", sostiene el comerciante.

No obstante, afirma que en cuanto sea asumible recuperará a su empleada y, con ella, sus labores habituales en el negocio, más centradas en compras, relación con clientes y toma de medidas que en atención directa al público. "Nuestro deseo es recuperar a nuestro personal cuanto antes, porque es el valor más grande de una empresa por pequeña que sea", asegura Armengol.

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