Almendras Llopis logró finalizar su último ejercicio -que cierra a 31 de agosto- con una facturación de 141,4 millones de euros, lo que supuso un ligero repunte del 4%, de acuerdo con el balance que la compañía con sede en San Vicente acaba de depositar en el Registro Mercantil. Una evolución que, como apunta su consejera delegada, María José Llopis, está muy marcada por las oscilaciones que sufre el precio de la materia prima en los mercados y que también provocaron que los márgenes se ajustaran, lo que llevó a que el beneficio se resintiera ligeramente, al pasar de los 11,4 millones que declaró en 2018 a los 10,9 millones del pasado año, una cifra, aún así, muy considerable.
Para este año, la firma estimaba un crecimiento de entre el 8% y el 10% del negocio que, como es lógico, se ha visto truncado por la aparición de la crisis del covid-19. En este sentido, Llopis señala que, a pesar de tratarse de una industria alimentaria, que es la que mejor ha resistido en envite del coronavirus, la firma ha acusado el golpe del cierre de la restauración en muchos países europeos, para la que trabajaban algunos de sus clientes.
No obstante, la compañía confía en recuperar la senda del crecimiento en los próximos ejercicios, para lo que apuesta por expandir sus mercados. En la actualidad, la firma vende aproximadamente el 90% de su producción en el extranjero, principalmente en Europa. Su intención es ganar cuota ahora en los países de Oriente Próximo, donde existe una gran tradición en el uso de la almendra en su cocina. Por otro lado, la firma confía en tener operativo en los próximos meses el nuevo almacén refrigerado que ha construido y en el que ha invertido seis millones de euros.
