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CORONAVIRUS

Los negocios chinos pierden el miedo

Comerciantes y hosteleros del país asiático, que fueron los primeros en cerrar al estallar la pandemia, retoman la actividad

Un bazar chino de Alicante reabierto con cita previa y un restaurante para pedidos. pilar cortés

Tras un mes y medio cerrados pero pagando la cuota de autónomos, como cualquier comerciante damnificado por la pandemia, Susana Liu ha decidido reabrir su bazar en Alicante con medidas de seguridad y distancia. En su negocio solo compran los clientes a los que previamente se da cita a través de un número de whatsApp habilitado para tal fin, y en la tienda han dispuesto gel desinfectante para las manos, una papelera para arrojar los guantes y una mampara de plásticos en la caja. Una inversión necesaria que se suma a las pérdidas de las que aún no ha hecho cálculos pero que bien le merece la pena para poder volver a vender. Comerciantes y hosteleros chinos, que fueron los primeros en cerrar, antes de que en España se decretase el estado de alarma, empiezan a reabrir sus negocios con numerosas medidas de seguridad.

«Seguimos la normativa. Como nuestro local tiene 300 metros cuadrados, solo podemos tener un cliente por cada 100 metros. Va a costar remontar y volver», señala Liu. Una vez que su asesora le indicó que las autoridades españolas permitían volver a abrir, no lo dudó. «Como tengo clientes que me estaban llamando porque necesitaban cosas que comprar, les avisé y vienen con cita». El número está indicado en el escaparate del establecimiento, donde sus empleados trabajan con mascarilla, y se recomienda que quien entre también la lleve.

«No hay que bajar la guardia porque hay gente con incubación y se puede contagiar a los demás. Lo mejor es llevar mascarilla para prevenir, por el bien de todos. Y nada de besos ni abrazos de reencuentro, lo mejor es mantener las distancias», señala la comerciante china, que avisa que no reabren por valentía. «Tenemos que acostumbrarnos a convivir con el virus, no vamos a estar dos años tirados en casa. Seguir hay que seguir y poco a poco el cliente se va animando y vuelve».

También ha regresado al trabajo el restaurante Nan King de Alicante, que prepara comida exclusivamente por encargo. El cliente llama antes y pasa a recoger el pedido a la hora acordada, o bien acude personalmente y elige el menú de la carta, que después es desinfectada, y espera en el exterior para llevársela. Este restaurante asiático, que a menudo se llenaba, tenía varios trabajadores de los que han tenido que prescindir, y vuelve de momento con la propietaria, su marido en la cocina y una chica que les ayuda puntualmente. Los cien pedidos para llevar a casa que tenían los fines de semana antes de la pandemia se han quedado ahora en 15 encargos ya que no pueden reabrir todavía el interior del local. Pese a todo, funcionan con guantes y mascarilla, con datáfono para que el cliente que acuda en persona pueda pagar, alcohol para desinfectar y una mesa para separar al vendedor de quien recoge la comida. «Con todo, esto es mejor que nada», señala Panchina, la mujer que dirige este negocio que ya empezó a ver reducida su facturación antes de que la pandemia llegara a la provincia.

«Antes del coronavirus empezó a bajar. Al ser China el foco principal tuvimos más pérdidas que otros restaurantes. La gente incluso se cruzaba de acera o no había pedidos. Por eso cerramos antes que otros negocios», señala la empleada. La reapertura es gradual, un par de horas por la mañana y otro tanto por la tarde.

«Tenemos que ir trabajando poco a poco. Llevábamos casi 50 días cerrados y hay que pagar el local. Tenemos tres niños y la casa», señala Panchina.

Desde la Asociación de Comunicación Intercultural BOSI de ciudadanos chinos en la provincia de Alicante explicaron que decidieron empezar a abrir cuando por los grupos de weChat con lo que se comunican se conoció que las autoridades españolas lo autorizaban. «Siempre como dicen los asesores, según la ley española, y los que no saben el idioma preguntan a los que sí lo conocen mejor», señala desde la entidad Lili Pan. También se interesan, dijo, por las distintas formas de seguridad, como colocar plásticos sobre el género, «buscamos las herramientas para reabrir los negocios con seguridad».

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