La pandemia del coronavirus ya ha dado la cara en el mercado laboral alicantino, pero se prevé que la «infección» afectará aún más al empleo en los próximos meses. La provincia ha registrado en marzo 14.513 nuevos parados. Una evolución al alza inusual en estas fechas en las que solían descender las cifras de desempleo por el inicio de la campaña turística. De hecho, desde 2013, la reducción media del paro en marzo se situaba en las 3.435 personas, según CC OO. Asimismo, el aumento del pasado mes es el dato «más alarmante» desde enero de 2010, cuando en plena recesión Alicante sumó 10.000 desocupados en un mes, según información del sindicato UGT.

Pero este año nada está siendo igual por culpa del Covid-19. La población está confinada en su casa por el estado de alarma anunciado por el Gobierno para frenar la expansión de la pandemia y la actividad económica está paralizada, salvo los servicios esenciales. Obviamente, el cierre de negocios tan claves, como la hostelería, el comercio o los hoteles en una provincia eminentemente turística ha tenido su reflejo en las cifras del desempleo. De los 14.513 alicantinos que han perdido su trabajo, 8.755 pertenecen al sector servicios. Es decir, el 60%. Un porcentaje, no obstante, no tan elevado en comparación con otros balances mensuales de aumento del desempleo. Pero es que esta vez la industria y la construcción también han sucumbido por el virus. En conjunto, ambas han ampliado su bolsa de parados en más de 5.500 personas y esta misma semana han tenido que cerrar sus empresas por la nueva medida del Gobierno que las considera actividades no esenciales en la actual crisis.

Caída de las exportaciones

No obstante, sobre todo, sectores exportadores como el calzado, el juguete o el textil, ya venían acusando un bajón en sus ventas. Primero por cómo el Covid-19 afectó a dos mercados exteriores importantes para la provincia, como China e Italia. Y, después, por el cierre del comercio en España y Europa para evitar la propagación de la pandemia. Pero aun siendo preocupante el incremento de marzo, «la realidad económica y laboral es sensiblemente peor a lo que registran estos datos oficiales», aseguran desde la patronal autonómica CEV, que preside Salvador Navarro. La organización empresarial, advierte, además, de que, «según vaya avanzando el tiempo, los registros tanto provinciales como sectoriales, sobre todo los relativos a la afiliación a la Seguridad Social, irán mostrando el verdadero desplome de la actividad económica y su repercusión sobre el empleo». ¿Por qué? Porque los datos del paro de marzo aún no recogen la oleada de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) vinculados al coronavirus, ya que muchos están en tramitación. Estos procedimientos, sobre todo los de fuerza mayor, son un mecanismo coyuntural asociado a la emergencia sanitaria, aprobada por el Gobierno para intentar evitar despidos.

Una medida que ha sido bien vista por empresarios y sindicatos ante el grado de excepcionalidad que supone la actual situación que vive el país. Tampoco el balance mensual de la media de afiliaciones a la Seguridad Social recoge los datos reales del grave deterioro que está sufriendo el mercado laboral alicantino. La última estadística de marzo detalla que el total de inscritos al sistema supera los 648.600 cotizantes, lo que supone una pérdida de 9.989 empleos respecto a febrero. Fundamentalmente, los descensos se han producido en la industria, la hostelería, la construcción y el comercio, según subrayan desde UGT.

Menos cotizantes

Ahora, un adelanto de la destrucción de puestos de trabajo que se avecina lo han reflejado los datos de la Seguridad Social entre el 11 de marzo y el 31 del mismo mes. Según información de la Delegación del Gobierno en la Comunidad, en ese periodo Alicante ha pasado de registrar 665. 221 cotizantes a 616.651, lo que representa la destrucción de 48.570 empleos en solo 18 días, en plena crisis sanitaria. La patronal autonómica CEV alerta ya de que «es necesario evitar al máximo la destrucción del tejido productivo, con el aplazamiento de impuestos y financiando las necesidades de liquidez para que las empresas resistan hasta que vuelva la actividad», según puntualiza Salvador Navarro.