Las medidas de aislamiento y las restricciones de movilidad impuestas para frenar la expansión del Covid-19 han impactado de lleno en el negocio de las estaciones de servicio, que han visto caer más de un 80% sus ventas, desde que el Gobierno declaró el estado de alarma. Una situación que ha llevado a que muchas gasolineras pierdan dinero al permanecer abiertas, por lo que el sector reclama al Gobierno que se establezca un sistema de servicios mínimos que, por un lado, garantice el abastecimiento, pero, por el otro, permita cerrar temporalmente a aquellas instalaciones que así lo deseen para ahorrar costes, según apuntaron tanto desde la Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio, como desde la autonómica Federación Mediterránea de Estaciones de Servicio.

En este sentido, aunque el descenso medio ronda el 80%, lo cierto es que el desplome del negocio, aunque enorme, no ha sido igual en todos los casos. Así, aquellas gasolineras ubicadas junto a grandes vías de comunicación o áreas industriales, cuya clientela son principalmente camiones y furgonetas, han perdido entre el 60% y el 70% de las ventas. Por su parte, las que dependían de los conductores particulares acumulan descensos superiores al 80%, según indican desde la federación autonómica, mientras que los fines de semana la caída sobrepasa el 90% en las zonas urbanas.

«Los datos evidencian el enorme impacto que ha tenido el estado de alarma en nuestro sector. Sabemos que prestamos un servicio público, pero con estas ventas, si la situación se prolonga en el tiempo y no recibimos ayuda o se toman decisiones, muchas estaciones de servicio no podrán subsistir», asegura el presidente de la patronal autonómica del ramo, Juan José Sánchez, que califica de «muy preocupante» la situación del sector. Desde esta organización recuerdan que, al estar considerados como un servicio esencial, no queda claro si pueden cerrar cuando quieran sin consecuencias, por lo que nadie quiere arriesgarse.

«Lo lógico sería determinar qué estaciones es necesario que permanezcan operativas para abastecer al transporte o las ambulancias y dejar que el resto haga lo que quiera. Ahora mismo, los números no salen para pagar sueldos y gastos», apuntaba también esta semana el presidente de la asociación provincial, Emilio Córcoles.

Desplome del petróleo

El desplome de las ventas y las medidas de confinamiento han coincidido con el brusco descenso que ha experimentado el petróleo, a medida que el coronavirus se expandía por todo el mundo. En menos de dos meses, el barril de Brent ha pasado de los casi 70 euros a que cotizaba al inicio de febrero, a los 26 euros que se pagaban ayer. Aunque, como suele ser habitual, la caída no se ha trasladado por completo al precio de los carburantes, tanto el gasóleo como la gasolina se han abaratado ya más de un 11% en el último mes, de acuerdo con los datos Geoportalgasolineras, la web en la que el Ministerio de Transición Ecológica realiza el seguimiento diario del coste de los combustibles.

En el caso del gasóleo A, el precio medio del litro en Alicante ha pasado de 1,192 a 1,056 euros, y ya hay 68 estaciones en toda la provincia -el 16% de toda la red- donde puede encontrarse por menos de un euro. Claro está, quien pueda acercarse hasta una de estas instalaciones. Por su parte, la gasolina 95 ha caído desde los 1,311 euros del pasado 25 de febrero a los 1,159 de este miércoles -el último día con datos contabilizados- y también hay tres gasolineras donde ya cotiza por debajo del euro, y otras 56 en las que se paga a menos de 1,10 euros. Eso sí, los empresarios advierten de que, en esta ocasión, la bajada del petróleo tardará aún más en trasladarse, ya que, con los consumos actuales, les cuesta más agotar el stock.