El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, señaló ayer que las consecuencias de la expansión del Covid-19 suponen «un reto descomunal» para el que no existen precedentes y, aunque reconoció que la entidad también deberá realizar «algún sacrificio» para hacer frente a sus consecuencias, recordó que, a diferencia de la de 2008, esta no es una crisis financiera, por lo que señaló que los costes derivados de las medidas para combatirla deben ser absorbidos con «la máxima mutualización». Dicho de otra forma, que deben ser compartidos.

Desde la entidad explicaron, posteriormente, que el banquero se refería, en concreto, a la necesidad de que gobiernos y bancos centrales se implicaran en la movilización de recursos, como así han hecho, para evitar que la crisis se lleve por delante el tejido productivo. Una forma de defender, también, las presiones del sector para que los avales públicos cubran hasta el 80% de los créditos que se den para compensar la falta de liquidez, en el caso de las pymes, un porcentaje que algunas voces habían considerado excesivos.

Así lo aseguró durante la junta general de accionistas que la entidad celebró de forma telemática, debido, precisamente, a las restricciones impuestas para frenar la expansión de la enfermedad. Unas circunstancias que provocaron que en la sede del banco en Alicante, donde oficialmente debía tener lugar, solo estuviera el notario, mientras que el propio Oliu; el consejero delegado, Jaume Guardiola; y el secretario del consejo, Miquel Roca, estaban en Sant Cugat, y el resto de consejeros entraron por videoconferencia.

Durante su intervención, Oliu defendió en varias ocasiones la necesidad de ayudas públicas para que las pymes y los autónomos puedan «cubrir el bache de ingresos del periodo de falta de facturación» e insistió también en que «la defensa de la viabilidad del tejido empresarial es la mejor defensa para el empleo y, en definitiva, la mejor estrategia social».

Falta de liquidez

Josep Oliu aseguró que, a diferencia de 2008, la crisis actual no tiene un origen financiero y está «causada por la propia sociedad para defenderse frente a una amenaza mortal», por lo que «la absorción de sus costes debe ser afrontada con la máxima mutualización». Por eso, respaldó las inyecciones de liquidez de los bancos centrales y las medidas adoptadas por los distintos gobiernos, especialmente el español, que consideró que van «en la buena dirección».

También se refirió explícitamente a las líneas de avales públicos aprobadas por el Ejecutivo, que calificó como «generosos», y apuntó que esta garantía del Estado era necesaria para que las entidades pudieran prestar el dinero que las empresas necesitan para hacer frente a la actual falta de liquidez, «sin poner en mayor peligro su solvencia».

Por su parte, señaló que el banco se ha volcado en ayudar a sus cliente y en minimizar el impacto del Covid-19 en las cuentas de la entidad, aunque admitió que deberá realizar «algún sacrificio».