Las solicitudes de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) parece que todavía no han llegado al pico. Empresas de la provincia y de la Comunidad continúan día a día presentando procedimientos ante la paralización de la actividad que están sufriendo por el impacto de la emergencia sanitaria y el decreto del Gobierno del estado de alarma, que se ha prorrogado 15 días más.

Alicante comienza la semana con un total de 4.134 expedientes presentados desde el pasado día 12 de marzo hasta el domingo a medianoche que afectan a 23.139 trabajadores. Unas cifras que representan 547 nuevos procedimientos y 2.504 despidos temporales más en una sola jornada, según los datos facilitados por la Conselleria de Economía Sostenible, que dirige Rafa Climent.

En total, en la Comunidad son ya 11.186 las solicitudes registradas y 80.285 los trabajadores a los que afectan la suspensión temporal de empleo. Esto es así porque en Valencia la suma es de 5.532 expedientes y 32.263 los empleados implicados, y en Castellón, 1.400 las peticiones de ERTE y 7.592 los trabajadores afectados. Además, en la Dirección General de Trabajo se han presentado 120 procedimientos de reducciones de jornada para 17.291 empleados.

Hostelería y comercio

Según la anterior información facilitada por la Conselleria de Economía, el sector servicios acapara el 93,6% del total de expedientes, siendo de la hostelería y del comercio los más numerosos en este grupo, la industria supone un 4% del total, la construcción un 2,2% y por último la agricultura que representa un 0,2% del total de las solicitudes presentads.

Atendiendo a la causa que justifica estas peticiones de regulación de empleo, evidentemente el volumen más importante son los de por fuerza mayor, mayoritariamente vinculadas al cese de actividad derivada de la declaración del estado de alarma, que suponen un 98% del total, pero también se han presentado un 2% por causas organizativas o por necesidades de la producción.

En relación a la medida que proponen las empresas, hemos de destacar la responsabilidad que se está demostrando hasta el momento, pues solo un 0,5% plantean extinción de contratos, es decir despidos colectivos, siendo la suspensión de contratos la medida más propuesta con un 95% del total, la reducción de jornada supone un 1% y la combinación de suspensiones de contratos y reducciones de jornada como formula elegida para la adaptación a la coyuntura actual representa un 3,5%.

La duración media solicitada en estas suspensiones de contratos es de 90 días, aunque mayoritariamente van asociadas a la duración del estado de alarma.

Lamentablemente estos datos van a aumentar considerablemente en los próximos días y los Servicios de Regulación de Empleo de la Conselleria de Economía Sostenible, tanto en las direcciones territoriales, como en la Dirección General de Trabajo, se están reforzando para poder atender este incremento extraordinario de ERTE.

ERTE en el sector servicios

En este sentido, el conseller de Economía, Rafa Climent, señaló que hasta el 98% de los expedientes presentados corresponde al sector servicios, siendo la hostelería y el comercio los más afectados, como es lógico, si se tiene en cuenta que la mayor parte de los negocios de estos sectores han tenido que cerrar sus establecimientos de forma forzosa. Climent también quiso lanzar un mensaje de tranquilidad a las empresas de sectores que no están recogidos específicamente en el Real Decreto que agiliza las suspensiones de empleo y recalcó que, «si la cadena de producción se ve afectada por la afección de algunas de las personas empleadas o por la necesidad de estar en cuarentena, también pueden acogerse al ERTE por ser causa de fuerza mayor».

Al respecto, el secretario general de UTG en La Muntanya, el Vinalopó y la Vega Baja, Ismael Senent, animó a pactar «medidas de flexibilidad antes de hacer uso del ERTE», aunque señaló que entre éstas no deberían utilizarse las vacaciones, porque los trabajadores no pueden disfrutarlas por el estado de alarma.

Por su parte, el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca) ha anunciado que monitorizará los efectos del Covid-19 en la actividad de la provincia, con el objetivo de contribuir en la adopción de medidas o el diseño de estrategias para superar esta situación. Del mismo modo, su presidente, Rafael Ballester, reclamó «máxima coordinación» entre las administraciones implicadas para agilizar la implementación de las medidas previstas en las recientes normas aprobadas a los sectores más afectados, como son los colectivos sociales más sensibles y vulnerables, las empresas, autónomos y trabajadores.

«Hay trayectos con una persona en el bus»

Los trabajadores de la compañía de autobuses Ubesa se encuentran entre los miles que esta semana han recibido la triste noticia de que su empresa se veía obligada a presentar un ERTE ante la caída del negocio que ha supuesto el confinamiento por el Covid-19. Realizan el recorrido entre Valencia y Alicante por la costa, donde mantienen el 50% de los servicios, pero, como reconoce uno de sus conductores y miembro del comité por UGT José Robles, «hay muchos trayectos en los que llevamos una o dos personas, no es sostenible». De momento, él se ha librado, pero es muy consciente de que las cosas pueden cambiar. De hecho, los propios trabajadores han propuesto que el ERTE que afecta a la mitad de los conductores sea rotativo para compensar la pérdida de ingresos que sufren los que van al paro.

«Estoy más tranquila quedándome en casa»

Para algunos trabajadores la aplicación de un ERTE también ha supuesto un alivio, sobre todo entre aquellos que desempeñan sus tareas en lugares con gran concentración de gente. Es el caso de María, empleada en una de los establecimientos de hostelería del aeropuerto y que prefiere no dar sus apellidos por temor a represalias. «Nos obligaron a abrir el martes y fue horrible. Había mucha gente y no se guardaba la distancia de seguridad», recuerda la trabajadora, que asegura que, a pesar de la pérdida económica, está «más tranquila» si se queda en casa que arriesgándose a un contagio. «No quiero traer la enfermedad a mi familia», explica la empleada, que agradece que, finalmente, la empresa accediera a aplicar la suspensión temporal de empleo que pedía la plantilla.

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