La actividad en los polígonos industriales de la provincia ha caído por debajo del 50% desde que se declaró el estado de alarma por el coronavirus, debido a la falta de pedidos y a los problemas para recibir suministros. Numerosas empresas de sectores como el calzado o el textil, que ya trabajan a menor ritmo, pueden verse obligadas a detener definitivamente su producción en los próximos días. Las firmas de transporte también han notado el parón, mientras que las de servicios técnicos intentan resistir, aunque finalmente también pueden verse arrastradas por el descenso generalizado de la actividad.

La asistencia de trabajadores a los polígonos se ha reducido en un porcentaje casi paralelo al de la actividad, toda vez que las empresas están apostando por el teletrabajo y, además, cada día que pasa los sectores van cancelando líneas de producción. Este es el caso de Las Atalayas en Alicante o el Parque Empresarial de Elche, municipio donde el polígono de Carrús también registra una imagen mucho menos concurrida de lo habitual.

Desde Cedelco, el Círculo Empresarial de Elche y Comarca, su directora, Beatriz Serrano, ha informado que las empresas que prestan servicios técnicos como electricidad o fontanería, entre otros, están tratando de mantener la actividad. Lo mismo sucede con los negocios de restauración que pueden vender comida para llevar.

Respecto a la fabricación de productos, ya se han dado algunos cierres de fábricas de calzado mientras que otras están tratando de finalizar los pedidos, ya que no se fían de producir zapatos para almacenar. No obstante, la patronal ilicitana indica que «la fabricación de productos va a estar condicionada por la llegada de materias primas que en muchas empresas empiezan a escasear». Cedelco es consciente de que conforme las fábricas se queden sin materias primas tendrán que acudir a los ERTE.

Marian Cano, de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado, añade a este respecto que «las primeras consecuencias temporales de la epidemia se han traducido en la falta de suministro de materias primas, la paralización de algunas unidades productivas, cancelaciones de pedidos y el aplazamiento en el pago de pedidos suministrados, tanto nacionales como internacionales».

El contraste, al menos de momento, se encuentra en las fábricas del mismo sector y de la marroquinería de Elda y Petrer, las cuáles, prácticamente en su totalidad, mantienen la producción. El polígono de Salinetas, en el segundo municipio, ha presentado esta semana una actividad muy parecida a la habitual. Sin embargo, y de acuerdo con las previsiones que maneja la patronal, todo puede cambiar en los próximos días a medida que vayan cancelándose pedidos y haya más dificultades en materia de suministros. Sin embargo, en la misma comarca, concretamente en Sax, un millar de trabajadores de cuatro empresas del sector persianero se han quedado en casa, en principio entre siete y 15 días, para prevenir contagios.

La situación es igualmente delicada en los polígonos de Alcoy. Cotes Baixes, la superficie industrial más extensa de la ciudad, ha visto reducida la actividad drásticamente. El presidente de los empresarios de la zona, Ramón Juan, destaca que «se está funcionando a medio gas y bajando. Los que se dedican a fabricar seguirán funcionando hasta que se les acabe la materia prima, mientras que otros sectores, como es el caso del transporte y el alquiler de vehículos, ya están notando mucho el parón precisamente por la falta de pedidos. Prácticamente los únicos servicios que se requieren son para la alimentación».

El textil es un sector con una gran implantación tanto en Alcoy como en otros municipios de la zona como Cocentaina, Muro o Banyeres. El secretario de Ateval, la patronal valenciana, Pepe Serna, destaca que «las empresas están muy asustadas y ahora van a empezar a llegar los ERTE, porque las tiendas no están abiertas y las cancelaciones de pedidos están a la orden del día».

La situación no es mucho más halagüeña en la Foia de Castalla. El juguete, aunque a menor ritmo, podrá mantener su actividad teniendo en cuenta que es a final de año cuando concentra sus ventas. El metal, sin embargo, ya está empezando a sufrir. El director de la Asociación de Empresarios de Ibi, Héctor Torrente duda a la hora de señalar que «la situación es muy delicada».