El presidente del Sabadell, Josep Oliu, aseguró ayer que el traslado de la sede social del banco a Alicante obedeció a «razones puramente técnicas y no políticas». «Fue una decisión necesaria en un contexto social convulso, con incertidumbre e inquietud por el movimiento de saldos», aseguró, durante su comparecencia en la comisión de investigación del Parlament sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

El banquero insistió en que fue una «decisión extraordinariamente difícil y lamentable», pero que lo tuvo que hacer para que la entidad recuperara los saldos que había perdido y que cifró en 4.500 millones en la primera semana de octubre, de los que el 57% procedía de clientes de Cataluña. «No recibí ninguna presión ni de la Corona ni del Gobierno. Fue al margen de todo esto», insistió Oliu, que enmarcó la decisión en los planes de contingencia que había elaborado el banco para garantizar la estabilidad financiera.

Aseguró que el cambio de sede a Alicante, decisión que la entidad tomó el 5 de octubre de 2017 y antes de que el Gobierno aprobara el decreto que facilitaba el traslado del domicilio social de las empresas, fue un «hecho independiente de la aplicación del artículo 155» y no la ha considerado precipitada, sino necesaria. El presidente de la entidad explicó que las alarmas saltaron a partir del día 2 de octubre con salidas de depósitos identificables «por la inquietud y cierto miedo de una posible salida de Cataluña de la UE», un miedo que sufrieron los bancos con sede en la comunidad catalana, según dijo. Sobre si Banco Sabadell prevé que el domicilio social de la entidad vuelva a Cataluña, consideró que «aún no se dan las circunstancias para ello». «No está sobre la mesa un posible retorno, pero el futuro siempre da muchas vueltas», finalizó Oliu.