A pesar de que para la mayoría de las empresas la entrada en concurso de acreedores suele conllevar una sentencia de muerte, también hay otras que consiguen aprovechar esta figura jurídica para lo que realmente fue creada: es decir, para sanear su balance y lograr una segunda oportunidad. Es lo que ha conseguido el Hotel Bonalba, el establecimiento de cuatro estrellas de Mutxamel, que la semana pasada lograba cerrar definitivamente este episodio, después de más de seis años, cuando el juez firmaba el auto de conclusión del proceso, una vez canceladas todas las deudas concursales.

Inaugurado el pleno boom y enclavado junto al campo de golf y la urbanización homónima, el Hotel Bonalba se vio obligado a solicitar el concurso a finales de 2013, tras varios ejercicios en pérdidas, cuando acumulaba una deuda de 8,5 millones de euros, de los que alrededor de cuatro millones correspondían a créditos privilegiados -entre ellos, la hipoteca del inmueble-, unos 2,6 millones a créditos ordinarios y 1,9 millones a deuda subordinada.

La determinación de sus propietarios, la familia francesa Florín, y del director general del hotel, Juan Valentín Fernández,por mantener a flote el negocio, junto con la flexibilidad que mostraron los acreedores, permitieron que en pocos meses se firmara un convenio, que contemplaba quitas de hasta el 50% en determinados tramos, siempre que se cumpliera el calendario acordado. Un pacto que dio aire a la mercantil, cuya denominación oficial es Hotels Management Concept Iberia.

Al mismo tiempo, los responsables del establecimiento apostaron por segmentar su clientela y especializarla en cuatro grandes áreas. Por un lado, se potenció el turismo de golf, aprovechando la cercanía no sólo del Club Bonalba, sino de todas las instalaciones que hay en la comarca. También se redoblaron los esfuerzos por captar eventos, gracias a su auditorio y sus salones; se fomentó la captación de clientes vacacionales, con la fórmula del todo incluido; y crearon productos especiales para escapadas, según explica Fernández.

El resultado fue un significativo aumento de la facturación, que pasó de los poco más de tres millones de euros con que cerró 2013, el año en que se declaró el concurso, a los 5,16 millones de 2018, el último ejercicio con cuentas depositadas en el Registro. En otras palabras, que los ingresos han crecido más de un 70% en este tiempo. Esto también permitió que la firma dejara atrás las pérdidas rápidamente y ya en 2014 declaró beneficios, que se han mantenido hasta la actualidad. Así, 2018 se cerró con unas ganancias de más de 400.000 euros.

El aval del BBVA

No obstante, el último empujón que ha permitido al hotel salir del concurso fue la decisión del BBVA de concederle un crédito por valor de 2,6 millones en 2018, que permitió al establecimiento cancelar toda la deuda concursal que tenía pendiente, además de la hipoteca que pesaba sobre la propiedad, lo que ha posibilitado el cierre del concurso.