Una decena de ingenieros de la Comunidad Valenciana trabaja en la construcción de la central de energía hidráulica más importante de Portugal: el complejo hidroeléctrico Tâmega que promueve Iberdrola. La presencia valenciana no es casual. La megaplanta lusa (que tiene una potencia equivalente a la nuclear de Cofrentes) copia la central de La Muela de Cortes de Pallás. Los valencianos desplazados a la zona del Alto Tâmega (que se encuentra a una hora y media en coche de Oporto, y que linda con Pontevedra) van a pasar de media cinco años allí. Algunos se han llevado a sus familias y han escolarizado a los niños. Los valencianos tienen marcado en rojo en el calendario el año 2023, que es cuando volverán a València tras acabar las obras. Iberdrola está invirtiendo 1.500 millones de euros en la megacentral para la construcción de tres presas y tres centrales (Gouvães, Daivões y Alto Tâmega) que tienen una capacidad conjunta de 1.158 megavatios (MW). El complejo funciona como el de La Muela: una central de bombeo con turbinas reversibles dentro de una caverna que permite aprovechar el desnivel de 600 metros con las otras dos presas para producir energía eléctrica. El almacenamiento que proporciona la tecnología hidráulica de bombeo es clave para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico ante la intermitencia de otras fuentes de energías renovables como la eólica o la solar. De hecho, estas plantas funcionan como una «gigabatería», ya que utilizan el excedente de energía de las plantas eólicas o fotovoltaicas para bombear el agua a las otras presas.

La misión principal de las centrales hidráulicas de bombeo consiste en almacenar el agua en los momentos de menor demanda y aprovecharla para generar energía en las horas de mayor consumo. La mayor de toda Europa es La Muela II, puesta en marcha por Iberdrola hace seis años junto al río Xúquer. Este tipo de central eléctrica cuenta con embalses a distinta altura que permiten almacenar el agua y utilizarla para generar energía en las horas de mayor consumo. En las horas valle se usa la energía sobrante para elevar el agua contenida en el embalse situado en el nivel más bajo al depósito superior por medio de una bomba hidráulica. El embalse superior actúa así como un depósito de almacenamiento. El corazón del sistema hidráulico de este tipo complejo hidroeléctrico es la caverna, una excavación en el interior de la montaña a la que se llega a través de un túnel donde están las turbinas. Los trabajadores valencianos en el proyecto luso insisten en que la caverna que construyen en Portugal «es un clon de la de La Muela. No hay nada en Europa como la planta de Cortes de Pallás». Luis Lafarga, licenciado en Físicas por la Universitat de València y responsable de seguridad del complejo, incide a pie de obra de la presa de Daivões en que la central valenciana tiene más potencia. «La Muela tiene una potencia de 1.700 MW gracias a que funciona con siete grupos de generación (las turbinas). La caverna de Gouvães tiene cuatro grupos de producción y la potencia del complejo va a ser de 1.150 MW», puntualiza. Lafarga, que como el resto de valencianos implicados en el proyecto trabajó en la construcción de La Muela, precisa que lleva en Portugal tres años y medio, y añade que volverá a València a final de 2021.

Christian Seitl es el director de obra de la central de Gouvães. Seitl apunta desde el interior de la caverna que se ha dejado a su mujer y a sus hijos en València. «Yo llevo aquí tres años y estaré un año más. Vine porque fui el jefe de obra de FCC en La Muela. Esta obra es muy singular. Aquí hay 400.000 metros cuadrados de excavación subterránea. Todo eso lo hicimos con voladuras. Esta caverna es idéntica a la de La Muela. Tiene 120 metros de longitud, 45 metros de altura y 20 metros de anchura. Esta caverna es de granito. Esa es una diferencia con la de Cortes de Pallás. Aquí la roca es de mejor calidad y la bóveda no va revestida de hormigón. Estuvimos un año excavando la roca. Para poder bombear el agua es necesario un desnivel del 10%», aclara. El agua se bombea a través de un túnel de hormigón de siete kilómetros.

Ahora mismo trabajan en el proyecto luso 1.800 personas y están implicadas 120 empresas. Ya se han ejecutado dos tercios de las obras. Los dos embalses inferiores están a 600 metros de desnivel sobre el superior y la caverna de Gouvães. El complejo, que está entre montañas, tendrá una superficie inundada de 1.000 hectáreas. La presa más grande es la de Daivões. El ingeniero salmantino Domingo Do Santos precisa que la altura de la presa de Daivões es de 76 metros desde el río y 86 metros desde los cimientos.

De Rocafort al Alto Tâmega

Sergio Torres se trasladó de Rocafort al Alto Tâmega hace tres años con su mujer y sus dos hijos. «Vamos a estar aquí hasta 2023. Trabajo en la planificación del proyecto y el seguimiento de las obras. Me coordino con los contratistas para comprobar que se cumplen los plazos de la obra», señala. Sergio Torres, que se licenció como ingeniero industrial en la Universitat Politècnica de València, trabajó en la planificación y control de costes de la central hidráulica de La Muela entre diciembre de 2006 y marzo de 2014.

Borja Cutillas lo tuvo más fácil que Sergio Torres para dejar Buñol porque no tiene cargas familiares. Cutillas es delineante de proyectos y lleva trece años trabajando para Iberdrola. «Empecé en La Muela. Aquí controlo las mediciones. Llevo cuatro años y me queda un año y medio». A pesar de que la planta valenciana tiene más potencia, los números del proyecto luso son mayores. «Esta obra es cuatro veces más grande que la de La Muela», aseguran al unísono Sergio Torres y Borja Cutillas. No en vano, la megaplanta lusa ha propiciado la creación de 3.500 puestos de trabajo directos y 10.000 indirectos.