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El calzado, un sector con retos que afrontar

Desde el último cuarto del siglo XIX hasta el día de hoy, la industria del calzado de la Comunidad Valenciana ha evolucionado tanto como el propio producto

Las alpargatas, cuya fabricación artesanal fue el origen de la industria del calzado. Rubén Cervera

Desde el último cuarto del siglo XIX hasta el día de hoy, la industria del calzado de la Comunidad Valenciana ha evolucionado tanto como el propio producto. En estas décadas de progreso ha tenido que cambiar los sistemas de producción, los mecanismos de distribución y la manera de comercialización. La fabricación artesanal de alpargatas impulsó los orígenes de esta industria, que ahora recorre sus pasos con una vocación claramente abierta a la economía de mercado, que piensa en clave global y que sabe que necesita de las marcas globalizadas para mantener su presencia en el mercado internacional.

Hoy, sin perder de vista el pasado, sin dejar atrás la esencia de aquello que nos ha hecho convertirnos en lo que verdaderamente somos: una potente industria exportadora capaz de competir de igual a igual en los mercados internacionales, debemos sostener la mirada al futuro. Y esa mirada pasa por continuar haciendo lo que ya veníamos haciendo en algunos campos como en la internacionalización de las marcas y nuestra diversificación en los mercados, pero también por introducir otros conceptos innovadores como la transformación digital para adentrarnos en la industria 4.0 o el comercio online.

Sin duda alguna, para el tamaño de nuestro sector el mercado natural ya no tiene fronteras. La globalización requiere de un proceso de internacionalización no sólo de la comercialización, sino también del conjunto de la industria. El sector debe establecer marcas globales, adaptadas a las realidades sociales y culturales de cualquier mercado, para poder ser competitivos. La internacionalización requiere no sólo tener estructuras productivas y comercializadoras, sino un cambio en el conjunto de la organización.

Además, debemos trabajar de manera conjunta para prestigiar al calzado de la Comunidad Valenciana. El objetivo, el reto que debemos encarar, debe ser la identificación de prestigio de nuestro calzado con nuestra Comunidad, y viceversa. Estas vinculaciones dentro de la mercadotecnia, cuando se logran, generan un importante reclamo y un impresionante valor añadido a ambos conceptos, tanto al territorio como a la propia industria.

El desafío que hoy tenemos es similar al proceso de transformación del pequeño taller a la primera industria que se creó a finales del XIX. Se trata otra vez de no perder el tren de la nueva revolución industrial, la Cuarta Revolución Industrial, las que nos sitúa en la Industria 4.0. Consiste en una transformación integral, un proceso evolutivo que no significa sólo incorporar tecnología al proceso de fabricación. La Industria 4.0 tiene un importante reflejo en los sistemas de producción, pero también en el conjunto de la cadena de distribución, la forma de venta, la capacidad de relación con el cliente, los multicanales de comunicación de éstos con la empresa y de la empresa con ellos.

Inevitablemente, estos cambios tendrán efectos en las necesidades de capacitación de los trabajadores. Es fundamental, por tanto, establecer una estrategia en dos sentidos: de una parte, establecer un colchón de seguridad que minimice los efectos de la robotización dentro de las plantillas; de otra, establecer perfiles capacitados entre la población joven que se incorpora al mercado laboral para que puedan atender las demandas de este tipo de empresas y la industria siga atrayendo talento. La formación es fundamental y será una de las medidas que condicione el proceso de adaptación a este siglo XXI.

De nuevo, como ya ocurrió en el pasado, la adaptabilidad de nuestras empresas y del sector en su conjunto, será lo que determine su supervivencia. Pero también será vital un cambio esencial. Entender que, frente al tradicional concepto de competencia, se impone un concepto diferente, el de cooperación y el de economía circular. Nuestro territorio ya tiene configurado un verdadero clúster empresarial, donde las experiencias de éxito y de fracaso se colectivizan para generar lecciones en las que todos podemos aprender. Esa es una fortaleza del sector del calzado que nuestro territorio no puede desaprovechar. Porque, además, es básico establecer mecanismos de cooperación con empresas tecnológicas, con empresas de distribución y logística, así como de marketing y de relación comercial. La especialización que imponen los nuevos tiempos exige contar con talentos diferentes, y no sólo dentro de la propia empresa, sino también externos.

El mundo global en el que nos movemos, no tiene puertas y ventanas cerradas, accedamos pues a ellas haciendo lo que mejor sabemos hacer: un zapato de calidad, que apuesta por el diseño y la moda. Debemos afrontar los cambios que vienen inducidos por esta cuarta revolución industrial con determinación, puesto que si no lo hacemos nuestra competitividad se verá mermada y esto ineludiblemente lastrará la posición que mantenemos en los mercados exteriores.

Nuestros empresarios y nuestras empresas del calzado deben adaptar su modo de pensar a los movimientos de esta industria. Ya no son tiempos de pensar igual para hacer lo mismo. Son tiempos de ir a más e innovar. La globalización mundial exige pensar de manera diferente para hacer cosas distintas, pero manteniendo, conservando, la esencia de lo que hoy somos: una gran industria.

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