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La subida del SMI aumentará los costes laborales casi mil euros al año por trabajador

Cepyme advierte de que las pequeñas empresas son las que más sufren con el aumento del salario mínimo

El sector agrario critica la medida.

La subida del salario mínimo (SMI) de 900 a 950 euros al mes para este año lleva aparejado un aumento de las cotizaciones sociales. La medida, pactada por el Gobierno, la patronal y los sindicatos mayoritarios, «no solo significa un aumento del salario mínimo, sino también el de las cuotas a la Seguridad Social», advertía el presidente de la patronal autonómica CEV, Salvador Navarro. El sueldo mensual será de 950 euros con dos pagas extraordinarias, si bien como la cotización a la Seguridad Social se realiza en 12 meses hay que incorporar la parte proporcional de las pagas.

Así, en conjunto, la decisión de aumentar el SMI, al final, representaría un incremento de los costes laborales de casi mil euros al año por trabajador, si se tienen en cuenta la subida de los gastos por cotizaciones, que supondrán 268,78 euros al año, y los 700 euros anuales que conllevará el propio incremento del salario mínimo este año, según estimaciones internas de la patronal de las pymes (Cepyme).

Precisamente, las empresas de menor tamaño son las que se verían más afectadas. «Son las que representan la mayor parte de nuestro tejido empresarial y su músculo financiero no siempre permite pagar sueldos superiores a los actuales», señalaba Perfecto Palacio, presidente de la CEV en Alicante. El problema para las pymes y microempresas es que «tienen ya poco más margen para acumular nuevas subidas de salarios, dado que es difícil que muchos sectores puedan repercutir el aumento de los costes a los precios. Las pymes son las que más sufren con la subida», explicaba un portavoz de Cepyme. También Salvador Navarro incidía en que la situación puede representar un problema para sectores como el agrario, parte del de la hostelería, y también para el de las empleadas de hogar, entre otros. La CEV subrayaba que siempre ha defendido que el crecimiento económico se trasladase a la economía real y a los sueldos; y que las subidas salariales pueden ser un buen estímulo económico para el consumo. Además, valoraba que ha sido un pacto acordado por el Gobierno, la patronal y los sindicatos, pero también abogaba por «subidas paulatinas para que no lleguen a afectar a una empresa de tal forma que tenga que cerrar», advertía Navarro.

De forma similar se pronunciaba Alfredo Iñesta, CEO del Grupo Iñesta, fabricante de abonos y fertilizantes orgánicos, que tiene unos 50 trabajadores en su sede de Novelda. «Si queda así no pasa nada, el problema es si va subiendo mucho más el salario mínimo», advertía. Desde la organización agraria Asaja, a nivel nacional, incidían en que la medida es «inasumible para el sector agrario» y pedían medidas que contrarrestasen esta nueva subida. Los sindicatos, por su parte, destacaban el acuerdo, pero insistían en que hay que llegar al 60% del salario medio, que es lo que recomienda la Carta Social Europea, y así lo destacaban desde UGT y CC OO.

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