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De emprendedores a empresarios

El sector de los servicios avanzados debe ser la medicina de las empresas, el psicólogo que nos ayuda a conocernos y entender nuestro entorno competitivo

De emprendedores a empresarios

Que el mercado está cambiando ya no es noticia. El sector de los servicios siempre ha estado a disposición de los demás sectores. La protección de la IGP del Turrón de Jijona, la innovación en la industria 4.0, la imagen del turismo de la Costa Blanca en todo el mundo o la expansión del calzado, entre otros, siempre han ido de la mano de algún consultor especializado del sector Terciario Avanzado. Este hecho nos ha obligado a estar en una constante mejora continua para posicionarnos a la altura de las exigencias de las empresas. Como presidente de la Asociación Terciario Avanzado voy a trasladaros de manera asidua mi conocimiento adquirido desde la consultoría, tratando a las empresas de diversas formas y perspectivas. Siendo generoso con cada sector, con cada persona y con cada territorio. Porque el Terciario Avanzado es generoso de manera esencial, ya que siempre ha sido capaz de ponerse en la piel de los intereses de los demás sectores. Al fin y al cabo, todos son nuestros clientes potenciales.

Antropológicamente, el ser humano tiene entre sus tendencias el emprendimiento. Mejorar es parte del ADN de las personas. Todos buscan mejorar en alguna parcela de la vida, y el síntoma de no avanzar es un síntoma de envejecimiento, pérdida de salud o muerte. En las empresas sucede lo mismo, el mercado no deja de cambiar y las empresas que están enfermas con sus empresarios enfermos a la cabeza son incapaces de ver que están moribundas. Son procesos lentos, como el de la vida, pero que empiezan a fraguarse en determinadas decisiones que se toman, o en la mayoría de los casos que no se han tomado. Ese «efecto mariposa» acaba sucediéndose exponencialmente, hasta llevarnos al resultado final.

El sector de los servicios avanzados debe ser la medicina de las empresas, el psicólogo que nos ayuda a conocernos y entender nuestro entorno competitivo. El cirujano que repare nuestra estructura empresarial o el médico de cabecera que haga la medicina preventiva y la estrategia para mantener nuestras compañías sanas. La empresa es un ser vivo que lo conforman personas, y por ello hay que tratarla como tal. Las empresas generan vida, y gracias a ellas el resto de la vida sucede.

Sin la existencia de los primeros emprendedores, no se habrían producido los primeros viajes en barco a principios del siglo XVI en Ámsterdam, Holanda, por cierto, llamado «empresa». Era una época en la que el comercio marítimo se convirtió en un fenómeno mundial, hasta el punto de ser el principal dinamizador de la economía. Así que los holandeses se buscaron una solución particular: proponer a varios mercaderes (hoy los llamaríamos inversores) que aportaran una cantidad de dinero para financiar el viaje; a cambio, el organizador de la expedición les entregaba una participación de los beneficios finales. Eran necesarias las inversiones y los asesores para emprender una empresa, al igual que hoy se necesita del Terciario para la creación de las empresas y su mantenimiento. Siempre afirmo que el mercado es inteligente, tal y como se demostró en el siglo XVI creando, ante la necesidad, lo que hoy denominamos la Bolsa.

Sin esos viajes y la inversión necesaria para ello, no se hubiera comerciado y no hubiesen llegado mercancías de un país a otro. Sin ellos, el comercio no se habría desarrollado, por lo cual la ciudadanía, tal y como la conocemos hoy en día, no existiría.

Los empresarios y empresarias somos necesarios en esta sociedad. Si nadie arriesgase en este mundo, seguiríamos en la edad de piedra. Seguramente la sociedad piense que el premio puede ser muy interesante, y todos tenemos en nuestro imaginario al empresario rico y déspota, pero recuerdo que todo empresario empieza siendo un emprendedor y, por desagracia, hace falta recordar que en el camino quedan más arruinados de los que consiguen el sueño millonario.

Las empresas son necesarias, siempre empresas sanas, responsables y adaptadas a los nuevos tiempos, con empresarios y empresarias líderes que sean ejemplos sociales. Porque las malas empresas son como las epidemias que se propagan y realmente las que dejan huella en el ideario social.

Finalizando hago una reflexión. Sería demagogia decir no a la ambición, decir no al progreso, decir no al éxito. Todos lo buscamos, de una manera u otra, pero la ambición en esta sociedad actual parece que penaliza. En general en la sociedad española, y en especial en nuestra provincia. Los éxitos no solemos compartirlos, solemos criticarlos. De alguna manera, es la naturaleza del escorpión, porque realmente con la actitud envidiosa de la que hacemos gala nunca se llegará a tener éxito, y por ello te estarás clavando tu propio aguijón, y acabarás diciendo que es nuestra naturaleza.

Hay una nueva generación de empresarios y empresarias que hemos aprendido lo bueno de nuestros padres y reconocemos el talento de nuestros jóvenes. Alicante tiene una oportunidad de volverse a crear, sin taras del pasado, con su esencia e historia, pero sin prejuicios, envidias, ni divisiones de territorios. Nuestros jóvenes no saben de eso. Saben de economía colaborativa, de emprendimiento, de redes sociales, saben comunicarse y, sobre todo, saben que el mundo es muy grande, y no se acaba en ninguna frontera provinciana.

Terciario encabeza esta nueva generación, y las empresas de carácter joven e innovador cada vez están más representadas en nuestro sector. Muchos son los jóvenes que en los últimos meses se han sumado a nuestra asociación. Por ello, mi respeto y admiración. La primera columna va dedicada a ellos. Mi bienvenida al joven talento.

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