Humilde, intuitivo, receptivo y realista. Así es el responsable de Incom, una multinacional afincada en el polígono Finca Lacy de Elda dedicada a la ingeniería, diseño y fabricación de kits de materiales compuestos. Una gama de tecnología punta en el ámbito internacional de los que la pala de los aerogeneradores eólicos se ha convertido en su principal cartera de negocio. A sus 59 años, Carlos Vidal García tiene muy claro que el éxito que la compañía que dirige ha alcanzado en veinte años reside en la fuerza del equipo. Especialmente de su grupo de directivos. Una decena de hombres y mujeres de Elda y comarca, con edades que van actualmente de los 30 a los 50 años, con los que inició una andadura empresarial centrada en las energías renovables, un sector que en aquellos años tenía más futuro que presente, y del que carecía de cualquier experiencia. De hecho, es informático y a la programación se dedicaba cuando se embarcó, «casi por accidente», en un proyecto relacionado con la manufactura de tejidos que pensó que sería una buena oportunidad para su familia.

Sobre la marcha. Así fueron aprendiendo él y sus directivos. Un grupo multidisciplinar cultivado en la «autorresponsabilidad» y compuesto por licenciados en Química, Empresariales, Ingeniería Industrial y Económicas. «En el mundo de los negocios la individualidad se queda en las grandes ideas porque ejecutar las acciones solo está al alcance de un gran equipo», dice con la fuerza moral que le da haber tratado a sus colaboradores «de igual a igual» desde que en 1997 creó la sociedad Ingeniería de Compuestos. Una modesta firma que se ubicó inicialmente en una nave del polígono Campo Alto de Elda. Tres años después recibió su actual nombre -Incom- y en 2009 dejó de trabajar en exclusiva para una gran multinacional del sector y se convirtió en proveedor global. La experiencia y formación adquirida le permitió, un año después, abrir plantas en Reino Unido y Polonia hasta alcanzar los 174 empleados. Pero el gran despegue se produjo en 2015, cuando amplió sus instalaciones en Elda y Polonia triplicando su capacidad productiva original. En 2017 la actividad se expande a China y Estados Unidos y comienza a ejecutar proyectos en India, Turquía y Brasil con una plantilla que en 2019 alcanzó los 904 empleados.

Para Carlos Vidal, el secreto del éxito no ha sido crear un producto líder sino haberse hecho un hueco entre los gigantes de las energías renovables. Ha contado a su favor con el factor geográfico. La cercanía de los institutos tecnológicos y de una potente industria auxiliar y de servicios unido a una mano de obra preparada y abundante, grandes ingenieros, altos conocimientos de inglés y la facilidad de comunicación que ofrece la provincia de Alicante para relacionarse con el resto del mundo por aire, mar y tierra. Ventajas que la competencia en este campo de la industria manufacturera no ha tenido.

La suerte también influye en los negocios. Pero para el director ejecutivo de Incom la suerte es haber evitado la mala suerte. Considera esencial para cualquier empresario intuir el futuro. Y como no conoce a nadie que tenga una bola de cristal está convencido de que esa cualidad se puede entrenar. Él, al menos, lo lleva haciendo muchos años viajando a cualquier rincón del mundo para asistir a ferias, conferencias, charlas, congresos, exposiciones y reuniones del sector industrial al que se dedica y de aquellos otros que, de un modo u otro, pueden influirle. No desprecia ningún foro y sigue siendo un espíritu inquieto y receptivo, pero, sobre todo, es un hombre que sabe escuchar y prefiere escuchar antes que hablar. «Siempre se puede aprender algo de todos», subraya. Y en esa espiral de «movimiento continuo» es donde afloran las iniciativas empresariales y las oportunidades de negocio que han llevado al grupo Incom a estar presente en 11 países, tener 30 clientes, producir 17.553 kits al año y haber obtenido 67,7 millones de euros en ventas en 2018.

No es hombre de dar consejos, pero anima a los emprendedores a que crean en su proyecto y confíen en sí mismos estando dispuestos a hacer frente a las adversidades y riesgos para conseguirlo. No confía en los negocios imaginativos de pelotazo rápido y retorno a corto plazo. Carlos Vidal cree que lo bueno cuesta y está lejos, pero al final se llega y el camino siempre ayuda a mejorar.