Duro varapalo de Deloitte a Enrique Ortiz e Hijos Contratistas de Obras, el germen del emporio creado por el polémico promotor alicantino. La auditora ha denegado su opinión sobre las cuentas de esta sociedad de los ejercicios 2016 y 2017 -es decir, ha rechazado avalar los balances- al considerar que no dispone de la información necesaria y que las incertidumbres que se ciernen sobre la compañía le impiden emitir un juicio adecuado. Así lo señala en el informe que acompaña a las cuentas anuales de estos años que la compañía acaba de depositar en el Registro Mercantil.

«No expresamos una opinión sobre las cuentas anuales de la sociedad adjuntas. Debido al efecto muy significativo de las cuestiones descritas en la sección Fundamento de la denegación de opinión de nuestro informe sobre las que no hemos podido obtener evidencia de auditoría y a la posible interacción de las incertidumbres descritas y su posible efecto acumulado, no hemos podido forma una opinión de auditoría sobre estas cuentas», asegura el documento.

Así, entre los motivos de esta negativa, Deloitte apunta que Enrique Ortiz e Hijos tenía concedidos al cierre del ejercicio de 2017 préstamos por valor de 24,1 millones y avales por importe de otros 178,4 millones a otras sociedades del grupo dedicadas a la tenencia de suelo, que podrían verse afectadas por la situación del sector. Al respecto, apunta que la mercantil acumulaba impagos de 8,9 millones de principal más 3,7 millones de intereses por préstamos vencidos, por lo que se encontraba en negociación con diversas entidades. Del mismo modo, mantenía un acuerdo de espera con la Sareb, sujeto al cumplimiento de determinadas condiciones.

Además, la firma también estaba pendiente de las demandas interpuestas por una entidad -en referencia al Sabadell, al que no cita explícitamente- por el vencimiento de diversos préstamos hipotecarios de sociedades vinculadas, que tenía avalados la mercantil. Una demanda por la que también estaba en conversaciones con el Sabadell. Todo esto por sí solo, señala la auditora, ya genera una «incertidumbre significativa» sobre el desenlace de estas negociaciones, que podrían afectar a la viabilidad de la firma. Pero, además, Deloitte también apunta que la mercantil estaba pendiente del valor que podía recuperar tras la anulación de la concesión de la estación de autobuses de Benidorm y señala que, igualmente, no puede saber si los deterioros que contabiliza la compañía por la liquidación de varias participaciones son «correctos». En suma, que no tiene medios para determinar si las cuentas son fiables.

Desde Enrique Ortiz e Hijos restaron ayer importancia a la negativa de Deloitte -que achacan al hecho de que las conversaciones con los bancos no estuvieran cerradas- y aseguraron que la mayoría de situaciones descritas se han solucionado y que las cuentas de 2018 -que aún no se han publicado- ya incluyen la opinión de auditoría. De hecho, afirman, esto es lo que ha permitido registrar ahora los ejercicios de 2016 y 2017, ya que el Registro «no acepta balances con opinión denegada». Así, afirmaron que el saldo con el Sabadell se ha cancelado y que los avales de la deuda con la Sareb también han ido quedando sin efecto a medida que las participadas han vendido los activos a los que estaban vinculados.