Puede parecer una paradoja, pero las compañías del sector informático también sufren las consecuencias de la velocidad a la que se producen los avances tecnológicos. Así ha ocurrido, por ejemplo, con la alicantina Sistel, que el año pasado vio caer su facturación y prolongó sus números rojos por el cambio en el modelo de negocio que ha supuesto la generalización del uso de los servicios en la nube, frente al sistema anterior, en las que cada compañía requería de sus propios servidores.

De esta forma, Servicios Informáticos de Software y Telecomunicaciones SL cerró 2018 con un retroceso del 7,89% en sus ventas, hasta los 5,1 millones de euros, lo que elevó las pérdidas hasta los 449.632 euros, un 14,9% más.

El propio director general de la compañía y actual presidente de Fundeun, Manuel Cazorla, señaló que el principal motivo de esta evolución es el citado cambio de paradigma que se ha producido en la gestión de los sistemas informáticos de la mayoría de empresas. «No es lo mismo vender un servidor físico por 100.000 euros que contratar un servicio en la nube por una cuota de 1.000 euros al mes. Lógicamente, la facturación no es la misma», señaló el ejecutivo, a modo de ejemplo, para explicar los cambios que vive el sector y que también ha provocado importantes operaciones corporativas a nivel nacional en las últimas semanas.

No en vano, esta transformación también implica importantes cambios en la propia estructura de las empresas que prestan este tipo de servicios, ya que no es lo mismo tener que desplazar físicamente un equipo de técnicos a la sede del cliente, que atender cualquier incidencia en remoto.

En cualquier caso, desde Sistel confían en recuperar pronto el equilibrio de sus cuentas gracias a los incrementos que también registran en estos nuevos segmentos de negocio. Así, la venta de servicios en la nube, para los que la compañía se ha aliado con Google, «crece a doble dígito», según Manuel Cazorla, y otros departamentos como el de Analytics -que proporciona servicios de Big Data y análisis de datos- también están dando buenos resultados.

Parálisis política

A pesar de las buenas perspectivas, Cazorla también advierte del lastre que empieza a suponer la parálisis política, que está acentuando la ralentización de la economía. «Nos estamos encontrando con clientes que nos piden aparcar momentáneamente algunos proyectos hasta ver cómo se despeja la situación», señala el ejecutivo.

Sea como fuere, tal y como indica en sus balances, Sistel ha puesto en marcha un nuevo Plan de Negocio 2018-2023, con el que pretende recuperar el pulso y ajustar sus costes a la nueva realidad del sector. Entre otras medidas, la firma redujo el año pasado su personal de 71 a 63 trabajadores, según estas cuentas.