La consellera de Agricultura, Mireia Mollà, quiere poner fin a la falta de controles fitosanitarios «rigurosos» en las importaciones de cítricos de Sudáfrica -país que tiene un acuerdo comercial preferente y paga menos aranceles- a través de los puertos de la Unión Europea (UE). Para ello, la dirigente del Consell ha enviado sendas cartas a los comisarios europeos de Agricultura y de Comercio, Janusz Wojciechowsi y Phil Hogan, respectivamente, en las que reclama una observancia diligente en las importaciones de cítricos procedentes de Sudáfrica ante la amenaza fitosanitaria que supone la introducción y contagio de nuevas plagas y enfermedades.

Tal como ha venido informando este diario, la introducción de naranjas y mandarinas de Sudáfrica a la Unión Europea, bajo amenaza de sanciones por parte del lobby Citrus Growers Association, se canaliza sobre todo a través de recintos portuarios de Holanda, Reino Unido y Portugal. De hecho, esta entidad ha impuesto en 2018 multas a empresas de su país por exportar agrios vía puertos españoles porque estos muestran «un exceso de celo», en palabras de esta patronal, en sus inspecciones. Con todo, en 2019 ha realizado envíos a través del Puerto de Vigo.

Competencia desleal

Hasta ahora los técnicos portuarios de España detectan un positivo de Phyllosticta citricarpa (el hongo que causa la mancha negra de los cítricos, una plaga no presente en Europa) por cada 40 cargamentos procedentes de Sudáfrica inspeccionados. Esa cifra contrasta con la laxitud de los puertos de Países Bajos, que requieren 966 revisiones para interceptar un caso de mancha negra, o del Reino Unido, que necesitan 2.765. A pesar de derivar cada vez más envíos a estos dos últimos países, los datos de Europhyt hasta octubre revelan que Sudáfrica ya acumula en lo que va de año un total de 29 detecciones de la mencionada mancha negra y de 'falsa polilla'.

Ante el pillaje del sector sudafricano y la, de momento, pasividad de Bruselas, Mollà envía la citada misiva para advertir a las autoridades europeas competentes en la materia del peligro que implican estas importaciones para el sector cítrico de la Comunidad Valenciana, así como para denunciar «no solo la manifiesta competencia desleal, sino también la indefensión de los consumidores ante un producto que no cumple los estándares europeos ni en materia medioambiental ni de seguridad alimentaria». La semana pasada, asociaciones agrarias tacharon de «inmoral» el comportamiento de Sudáfrica, cuyos exportadores reconocieron introducir frutas a través de puertos menos exigentes en materia de inspección.

No es la primera vez que Mollà se dirige a las autoridades de la Comisión Europea; el pasado mes de agosto, tal como recuerda la conselleria, y tras conocer los datos oficiales sobre partidas contaminadas, ya propuso el cierre de los puertos europeos a las importaciones de cítricos procedentes de Sudáfrica y la exigencia del tratamiento en frío en origen, una medida de prevención que ya existe en otros países. Otra de las iniciativas planteadas por la conselleria es la creación de un cuerpo de funcionarios europeos que desempeñe «las labores irrenunciables de inspección de forma independiente».

AVA-Asaja: «Cada día la Comunidad pierde 6 hectáreas de cultivos»

Los últimos datos oficiales sobre el abandono de tierras de cultivo confirman la situación de emergencia en la que se halla sumido el sector agrario valenciano. Según un estudio de AVA-Asaja elaborado a partir de la Encuesta Esyrce, del Ministerio de Agricultura, en 2019 la superficie agrícola de la Comunidad Valenciana desciende en 2.225 hectáreas, es decir, un 1,4% menos respecto al año anterior. Este desalentador balance permite concluir que los agricultores dejan de cultivar seis hectáreas cada día. La superficie abandonada asciende ya a 161.567 hectáreas, lo que supone el 20,9% de toda la superficie agraria de la Comunidad Valenciana.