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El crédito al consumo se encarece al nivel más alto desde 2015 con intereses del 7,2%

Las entidades bancarias fomentan este tipo de préstamos ante la escasa rentabilidad que logran en el mercado hipotecario

Una de las calles de la ciudad Alicante con el movimiento que acompañó al reciente black friday, hace solo una semana. alex domínguez

El crédito al consumo, al que muchos ciudadanos recurren para compras, digamos, menores cuando están faltos de liquidez -léase un viaje, la adquisición de un electrodoméstico o para el pago de una deuda- cerró el pasado octubre en el 7,27% de media, según los últimos datos del Banco de España. Aunque a lo largo del año ha fluctuado en una horquilla que va del 7,07% al 7,48%, lo cierto es que ese 7,27% solo está por debajo del cierre de 2015, cuando se situó en el 7,56%. El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, explicó que hace un año las nuevas operaciones crecían al 20%. Ahora lo hacen al 5%. Los datos del Banco de España son concluyentes: el volumen de crédito al consumo nuevo fue de 34.387 millones en 2018, frente a los 19.747 de 2015.

El abogado de la Unión de Consumidores de la Comunitat Valenciana (UCCV), Francisco Rodríguez, asegura que el motivo del alza de este tipo de préstamos no es otro que se han convertido en uno de los instrumentos que permite a la banca ganar dinero. El contexto es conocido. Los tipos de interés están en el cero por ciento y el euríbor, la principal referencia hipotecaria, en negativo. Así las cosas, las entidades financieras «ya no ganan como antes con la vivienda y sus márgenes se han reducido». Maudos coincide al respecto y recuerda la advertencia que el Banco de España ya ha lanzado a estas entidades. Y es que la morosidad en este tipo de créditos está aumentando «por la ralentización económica y la elevada temporalidad en los contratos».

¿Qué tiene este tipo de préstamos que los hace tan sugerentes para los bancos? Son a corto plazo y no llevan aparejada una garantía, a diferencia de lo que sucede con los créditos hipotecarios, que están apoyados en la vivienda adquirida, en otra o en un aval. Por tanto, como explica Rodríguez, el tipo de interés es más elevado, como ha quedado dicho. Hay más riesgos. Además, las entidades financieras no han entrado en una batalla interna -al menos, de momento- por la captación de esa clientela, motivo por el cual «no han bajado los tipos». Sí que alguna entidad, de manera circunstancial, ha hecho una campaña a la baja durante el reciente black friday,. Precisamente, Rodríguez asegura que los bancos aprovechan esta etapa final de año, en especial el período navideño y de Reyes, propio del gran consumo, para potenciar las nuevas operaciones en este segmento de mercado.

El abogado de la UCCV recomienda prudencia a los usuarios en una época de tantas tentaciones como es ésta. Considera que el consumidor «debe hacer en primer lugar números», partiendo del hecho más o menos universal de que ya debe estar pagando una hipoteca por su vivienda. Por tanto, «no hay que meterse en importes que luego no puedan devolver. Hay que ser rigurosos, porque quien financia los regalos de Navidad o un viaje con intereses tan altos puede enfrentarse al serio problema de que no tenga liquidez» y, a la postre, deba hacer frente también a los posteriores intereses de demora «que son muy elevados y agravan la situación».

Por último, Rodríguez destaca que el préstamo al consumo «no debe convertirse en algo habitual. No se puede vivir siempre a crédito, sino que hay que ser consecuente con los ingresos que cada uno tenga».

Los consumidores piden a la banca que no preste a personas en precario

El responsable jurídico de la Unión de Consumidores de la Comunitat Valenciana, Francisco Rodríguez, pide a la banca que tenga un «comportamiento ético y mire por el cliente y no solo por el negocio». Rodríguez explica a este diario que la organización de la que forma parte está recibiendo consultas por parte de padres a cuyos hijos les han dado un préstamo al consumo que el vástago, en un momento determinado, no puede devolver. La consecuencia obvia es que son al final los progenitores los que tienen que hacerse cargo de la devolución del préstamo. Y, en la mayoría de los casos, se trata de jóvenes «sin nómina fija y solo con contratos temporales. Les dan el crédito y a los dos meses el joven se queda en el paro y ya no puede devolver el dinero. Hay cierta falta de escrúpulos», dice antes de admitir que «no es lo mismo financiar comida que un televisor».

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