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Los alicantinos que emigran a otras provincias ganan 2.016 euros más que los que se quedan

La provincia aún envía a otras demarcaciones del país más trabajadores que los que recibe, pero la distancia se reduce

Flujo de trabajadores.

Hacer las maletas para marcharse a trabajar a otra parte del país no suele ser una decisión fácil. Dejar atrás la familia o los amigos de toda la vida no es plato de buen gusto para nadie, aunque, al menos en el caso de los alicantinos, acostumbra a resultar rentable. Así se deduce del estudio Movilidad del mercado de trabajo, que elabora la Agencia Tributaria y que revela que los profesionales en activo que el año pasado se mudaron a otras provincias ganaron, de media, 2.016 euros más que los que mantuvieron su domicilio dentro de la demarcación.

En concreto, mientras que los asalariados que permanecieron en Alicante -es decir, que en 2017 trabajaban en la provincia y en 2018 continuaron haciéndolo, con independencia de si mantuvieron el mismo empleo o no- ganaron una media de 18.535 euros, quienes se marcharon a otra zona del país lo hicieron para cobrar 20.924 euros. De igual forma, también ganaron más los que se trasladaron a la provincia desde otras demarcaciones, aunque en este caso la diferencia apenas fue de 300 euros, ya que el salario medio de estos últimos fue de 18.828 euros. En conclusión, que la movilidad suele tener premio.

Para elaborar estos datos, la Agencia Tributaria se basa en la información que facilitan las empresas a través de las retenciones que aplican en las nóminas y, como es lógico, no tienen en cuenta a quienes durante el año de estudio se incorporaron al mercado laboral sin haber trabajado el ejercicio precedente -ya que no hay con qué comparar-, lo que provoca que las cifras de ingresos que resultan sean algo superiores al salario medio total, que, según publicó este mismo organismo hace unas semanas, se situó en la provincia en 16.467 euros.

En este sentido, el profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Alicante, David Montoya, recuerda que un mejor sueldo y la posibilidad de desarrollar una carrera profesional se encuentran entre los motivos principales para plantearse un traslado-aunque no son los únicos- y que, en ambos casos, suele ser más fácil conseguirlos en las grandes empresas, que tienden a concentrarse en las grandes urbes. De ahí que la provincia todavía envíe a otras partes de España más trabajadores de los que recibe. En concreto, en 2018 se marcharon fuera 6.862 alicantinos, frente a los 6.246 profesionales del resto del país que se instalaron aquí.

Eso sí, la brecha entre unos y otros tiende a acortarse, ya que el flujo de entrada aumentó más que el de salida en el último año. Así, si en 2017 la diferencia a favor de los que se marcharon rozó el millar, el año pasado sólo hubo 616 profesionales que emigraron más de los que optaron por realizar el camino inverso. Para el director regional de Adecco en la zona Este, Víctor Tatay, esta evolución demuestra que el mercado laboral alicantino gana fuerza y resulta cada vez más «atractivo». Sobre todo, con el impulso que está recibiendo el sector tecnológico, gracias a iniciativas como el Distrito Digital o la apuesta de grandes firmas como Everis, Accenture o Cap Gemini por impulsar sus centros en Alicante. Un hecho que está favoreciendo que lleguen a la provincia mandos intermedios y profesionales cualificados procedentes de otras demarcaciones, «y también que vuelvan muchos alicantinos que se marcharon en busca de una oportunidad».

En la misma línea, hay que señalar que la diferencia salarial entre quienes se marchan y los que permanecen se ha reducido en el último año, ya que en 2017 llegó a 3.842 euros.

Principales flujos

Lo que no cambia son los puntos de destino y origen de los flujos migratorios de la provincia. Así, el mayor intercambio de trabajadores se produce con la capital del Estado, donde el año pasado fueron a trabajar 1.430 alicantinos, 46 menos que un año atrás, y de donde llegaron 1.046 profesionales, 63 más, en consonancia con ese mayor dinamismo del mercado laboral alicantino. Por detrás se situó València, donde se mudaron 1.163 alicantinos, frente a los 1.023 residentes de esta provincia que se trasladaron a Alicante. Por último, Murcia, Barcelona y Baleares completan los cinco destinos que más trabajadores de la provincia reciben.

Barcelona mantiene su atractivo a pesar del proceso independentista

El año pasado se trasladaron a la capital catalana 816 trabajadores alicantinos y 400 realizaron el trayecto inverso

Aunque está por ver qué ocurre tras los disturbios que siguieron a la sentencia contra los líderes independentistas, lo cierto es que hasta el año pasado el desafío secesionista no logró restar atractivo a Barcelona como uno de los principales destinos de los profesionales que abandonan la provincia en busca de mejores oportunidades laborales. Al contrario, en los últimos años la cifra no ha dejado de aumentar.

Así, el año pasado fueron 816 los alicantinos que hicieron las maletas para instalarse en la capital catalana, 18 más que el año anterior y 200 más que en 2015. Eso sí, igualmente, la cifra de residentes en Barcelona que se trasladan a Alicante también se ha incrementado, pasando de 293 en 2015, a 365 en 2017 y 400 en el último año.

En cuanto a las cifras del conjunto de Cataluña, el año pasado la comunidad vecina acogió a 1.037 alicantinos, frente a los 1.014 del año anterior.

En términos generales, Madrid y Barcelona se mantienen como los dos principales polos de atracción de emigrantes profesionales del resto del país, aunque en ambos casos el volumen de llegadas se redujo ligeramente. La capital del Estado recibió 41.168 trabajadores de otras demarcaciones en 2018, 416 menos que el año anterior; mientras que a la Ciudad Condal llegaron 20.604, 148 menos. Por el contrario, ambas enviaron a más trabajadores a otras zonas del país, una cifra que, de hecho, se incrementó más en Madrid -donde pasó de 24.091 a 26.405- que en Barcelona -de 15.393 a 15.707-, lo que indicaría que temas como la subida de los alquileres habría afectado más que el proceso secesionista.

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