Una vez superada la fase de emergencia y aprobadas las ayudas más urgentes, la Generalitat pondrá en marcha un plan, en colaboración con expertos internacionales en catástrofes, para relanzar la actividad económica de la Vega Baja y buscar soluciones que eviten que la comarca vuelva a sufrir unas inundaciones como las del pasado mes de septiembre o, al menos, conseguir que sus efectos no sean tan devastadores. Así lo anunció ayer el jefe del Consell, Ximo Puig, durante su intervención en la Noche de la Economía Alicantina, en la que insistió en la necesidad de abordar la denominada «emergencia climática» como uno de los principales retos actuales, junto con la desaceleración -que admitió, aunque rechazando los augurios más pesimistas, que ya hablan de una próxima recesión- y la digitalización de la economía o cuarta revolución industrial.

En este sentido, recordó que el Mediterráneo es el «epicentro» del cambio climático que experimenta el planeta y que la Comunidad es una de las zonas que sufren con «especial virulencia» las consecuencias de este fenómeno, como quedó patente con la DANA del pasado septiembre. Unas consecuencias agravadas por determinadas actuaciones humanas. En concreto, señaló que la «política urbanística» desarrollada en la Vega Baja contribuyó «a magnificar las consecuencias de una catástrofe natural que nadie era capaz de controlar». «Ahora estamos obligados a convertir esa catástrofe en una oportunidad, para impulsar un entorno resiliente que favorezca el desarrollo económico y social para la Vega Baja y su gente», aseguró el jefe del Consell.

Fue en este punto cuando anunció la puesta en marcha de lo que denominó «Plan Vega Ren-hace», cuya primera medida será la celebración el próximo 11 de diciembre de una jornada «con expertos internacionales de primer nivel» y la participación de todas las administraciones y la sociedad civil para diseñar las medidas necesarias para reconstruir y relanzar la zona. Aunque Puig no fue más allá en su intervención, desde la Generalitat señalaron que el objetivo es diseñar toda una estrategia que, por un lado, permita relazar la actividad económica en la zona y, al mismo tiempo, dotar a la comarca de infraestructuras capaces de soportar este tipo de episodios y de otras que atenúen los efectos de estos fenómenos.

Más allá de la situación en la Vega Baja, el presidente de la Generalitat insistió en la necesidad de seguir avanzando en el impulso de la economía digital para garantizar el futuro de la Comunidad y recordó que el Ejecutivo autonómico ha hecho de Alicante el centro de esta política con la implantación en la provincia del Distrito Digital y de la Conselleria de Innovación que, según apuntó, también contribuye a la descentralización y la vertebración de la Comunidad. Una estrategia que se complementa con el impulso a las actividades relacionadas con la Inteligencia Artificial, en las que el Consell prevé invertir 50 millones en los próximos años, según anunció hace unos días.

Medidas frente al Brexit

Ximo Puig tampoco se olvidó de los sectores tradicionales y, en concreto, del principal motor de la provincia, el turismo. Por eso, recordó que la Generalitat prevé destinar alrededor de 11 millones en publicidad y promoción para minimizar los posibles efectos del Brexit. Por último, el presidente de la Generalitat apeló a la «responsabilidad» de quienes han resultado elegidos en las últimas elecciones y reiteró «la urgencia de un Gobierno» al que, además, reclamó que priorice la búsqueda de un nuevo modelo de financiación autonómica y el Corredor Mediterráneo, lo que arrancó los aplausos del auditorio. Puig acabó con una cita del alicantino Rafael Altamira sobre el patriotismo.