La situación ha cambiado sensiblemente en los últimos doce meses. La batalla empresarial por ver quién tenía la representatividad en la provincia parece que se ha cerrado, y las relaciones entre el Consell y la Diputación se han suavizado. No es casual, pues, que el discurso del presidente de la Cámara de Alicante, Juan Riera, en el marco de la Noche de la Economía celebrada anoche en la EUIPO, tuviera un tono menos beligerante que hace un año, cuando incluso llegó a dejar fuera de juego al jefe del Consell, Ximo Puig. Hubo reivindicaciones, como es lógico, y algún que otro reproche que tuvo como diana al presidente de la Generalitat, pero sin que la cosa pasara a mayores. Eso, y un claro posicionamiento respecto al que puede ser el próximo Ejecutivo central: «Seguimos sin Gobierno y los previsibles pactos que nos anuncian producen honda preocupación a los empresarios», proclamó. Y todo en un marco en el que no pasó por alto las consecuencias de la DANA en la Vega Baja, ni renunció a la petición -que empieza a tomar visos de prehistórica- de que haya una Conselleria de Turismo, a la sazón, con base en Benidorm o que la sede operativa de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) esté en Alicante. Solo un detalle: Riera amenazó a Puig con seguir insistiendo año tras año con la Conselleria de Turismo hasta que se haga realidad. «Así, president, cumplirías los sueños de todo el sector y lograrías más por la cohesión territorial de lo que se ha conseguido en los 37 años de autonomía», afirmó. Estas palabras, al igual que las dedicadas a la Vega Baja, o el recuerdo a su antecesor, José Enrique Garrigós, y al fundador de Vectalia, Joaquín Arias, ambos recientemente fallecidos, arrancaron los aplausos del auditorio.

«El año pasado les dije que tenía un sueño. Imaginé una provincia vertebrada; en la que las organizaciones empresariales estuviéramos unidas y la Administración fuera el mejor aliado. ¿Estamos mejor que el año pasado? Sí y no», señaló Riera a modo de preámbulo. Entre las buenas nuevas, aludió a que «nuestras empresas están más preparadas que nunca para hacer frente a cualquier reto». ¿La parte mala? «Los nubarrones que acechan nuestra economía y los tambores de crisis», apostilló. Unos nubarrones que, como dijo, pueden descargar más en España, algo a lo que no ayuda a la situación política. «¿Podemos ser optimistas ante un Gobierno futuro como el que se nos anticipa?», se cuestionó. «Me voy a mojar: yo no lo soy. Estoy muy preocupado por la gobernabilidad de España», se respondió. No añadía mucho más, pero tampoco era necesario. No le gusta la alianza entre el PSOE y Unidas Podemos, y así lo dejaba en evidencia. Su llamamiento fue bastante elocuente: «La clase política debe demostrar su valía, su sentido de Estado y poner los intereses generales por encima de los ideológicos. Deben hacer una apuesta clara por el pragmatismo», indicó.

La Vega Baja, presente

La segunda parada en su discurso tuvo como protagonista el temporal que azotó la Vega Baja en septiembre, con un tirón de orejas añadido por la gestión de las indemnizaciones. «No puede ser que una inundación barra la Vega Baja y meses después los afectados no hayan cobrado», criticó, para, acto seguido, incidir en la necesidad de buscar fórmulas para que lo sucedido no vuelva a ocurrir. Puig recogería el guante. Sea como sea, el empresario dianense hizo un alegato en el que, por momentos, parecía que había también algo de autocrítica: «No podemos dejar que en la Vega Baja se asiente un sentimiento de que no contamos con ellos. Un sentimiento de orfandad», sentenció.

Sin embargo, especialmente significativo fue el apartado dedicado expresamente al presidente Puig. También aquí hubo palo y zanahoria. Sí, le reconoció y agradeció la implantación de la Conselleria de Innovación en Alicante, pero le recriminó que «falta poner la guinda». Un colofón que, a juicio de Riera, pasa por instalar la sede operativa de la AVI en Alicante, retomando así la demanda del pasado año. «¿No iba a ser Alicante, además de la sede oficial, la sede operativa y funcional de la Agencia? ¿Ha cambiado algo?», cuestionó a modo de regañina. «Sé que tenéis dificultades, pero descentralizar es un acto valiente y hay que hacerlo con todas las consecuencias. Sería bueno que nos lo aclararas», le espetó al president. De paso, subrayó que la Cámara puede desarrollar un importante papel en el Distrito Digital. Para respaldar su argumento, dedicó una parte importante de su intervención a la innovación y a la apuesta que quiere hacer en este sentido su entidad, haciendo hincapié en el afán por modernizarse.

Significativo también fue el anuncio de que la institución busca una sede, como alternativa a la de la desaparecida Coepa, en la plaza de Ruperto Chapí de Alicante, y propiedad de un inversor ruso, que le supone a la Cámara un desembolso anual de más de 140.000 euros por el alquiler, o el proyecto de impulsar un centro de formación y una plataforma de transformación digital.

Todo parecía más de guante blanco. Y todo pese a que recordó que el plan estratégico «Alicante Horizonte 2020» diseñado en 2008 y dirigido por Andrés Pedreño sigue estando completamente vigente, porque los problemas detectados siguen sin solución. «¿Dentro de otros diez años seguiremos demandando lo mismo?», inquirió. De momento, como grandes retos, citó el cambio climático, la falta de agua, la infrafinanciación -de la Comunidad, y de esta provincia-, el eje Alicante-Elche, o la implicación de las grandes tecnológicas en el Distrito Digital. «Los empresarios tenemos que venir llorados de casa, lo sabemos, pero algo de ayuda no nos vendría mal. Que una década después de nuestro Plan Estratégico todo continúe igual demuestra una absoluta falta de empatía con el territorio, porque las infraestructuras son imprescindibles para crecer», alegó. Ni el tono conciliador de su discurso libró a la clase política de un rapapolvo más que merecido por esos proyectos que nunca dejaron de ser proyectos y siguen en el cajón once años después.

Homenaje póstumo a José Enrique Garrigós y recuerdo a Joaquín Arias

El momento más emotivo de la noche llegó con el homenaje que la Cámara de Comercio quiso realizar al que fuera su presidente entre 2010 y 2016, José Enrique Garrigós, fallecido el pasado mes de agosto. Un vídeo recordó la trayectoria empresarial y asociativa del xixonenc -además de presidir la institución cameral, fue durante muchos años el máximo responsable del Consejo del Turrón-, y destacó sus cualidades humanas. «No se le conoció enemigo», señaló la voz en off, que recordó otra frase que solía decirse de él: «Més bo que el torró». Tras el vídeo, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el de la Cámara, Juan Riera, entregaron una placa a su mujer, Mamen Llorens, que la recogió visiblemente emocionada. Puig y Riera también recordaron a Garrigós en sus respectivos discursos, en los que, además, tuvieron palabras de recuerdo para el fundador de Vectalia, Joaquín Arias, fallecido el domingo.