Las sucesivas crisis que ha venido registrando el sector textil han propiciado que en la actualidad resistan sólo aquellas empresas que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, apostando no sólo por la diferenciación en el producto, sino también en otros elementos como la logística.

Comersan es uno de esos ejemplos. Situada en Cocentaina, con una facturación anual de 14 millones de euros y una plantilla de un centenar de trabajadores, ha decidido centrarse en el mercado profesional. Según explica su consejero delegado, Jorge Sanjuan, «nosotros hemos optado por una diferenciación técnica basada en el diseño, desarrollando telas ignífugas que, además, no producen humos ni generan emanaciones tóxicas en caso de incendio». La economía circular también se ha colado en esta empresa, con textiles elaborados con material reciclado. El servicio al cliente, asimismo, está muy presente en la filosofía empresarial de Comersan, con una logística rápida y efectiva. «Eso también es valor añadido», resalta Sanjuan.

Hilaturas Ferre, en Banyeres, es una empresa de profundas raíces que también ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Sus orígenes se remontan a principios del siglo XX y, a través de un proceso de formación profesional, apuesta por la calidad e innovación tecnológica. En la actualidad se ha especializado en productos basados en materias recicladas.