Demasiada competencia para entrar en los estantes de los supermercados, lo que tiró a la baja de los precios finales de venta, y un coste de las materias primas al alza por la reducción de la oferta. Es el cóctel fatal con el que tuvieron que lidiar el año pasado las empresas del sector de la aceituna de mesa y que provocó que la alicantina Aceitunas Cazorla viera caer su cifra de ventas, por primera vez en casi una década. En concreto, los ingresos de la firma de la familia Berasaluce y la irlandesa Abobo & Co no habían dejado de crecer desde 2009, -con la única excepción de 2012, cuando se estancaron-, hasta que el año pasado se contrajeron alrededor de un 2,4%.

En concreto, según las cuentas que la compañía acaba de depositar en el Registro Mercantil, la cifra de negocios cayó desde los 122,3 millones que había alcanzado en el ejercicio anterior hasta los 119,4 millones de 2018, un retroceso que los propios gestores de la firma achacan en su informe de gestión a la «fuerte competencia en precios» y a la situación de las materias primas. Una queja que también reflejaron en sus cuentas los responsables de uno de sus principales competidores, la firma alcoyana La Española, en aquel caso para justificar un retroceso de casi un 8% en sus cifras y el mantenimiento de unas abultadas pérdidas.

En Aceitunas Cazorla la situación no llegó a tanto y la compañía mantuvo su resultado en positivo aunque, eso sí, con una caída del 8,5%, hasta situarse en 665.584 euros. Para conseguirlo la mercantil no dudó en apretarse el cinturón. Los gastos de personal se redujeron un 3,3% y la contratación de servicios externos se abarató un 8%, principalmente por el mayor recurso a la contratación a través de ETT, un recorte de los gastos en transporte -derivados de las menores ventas- y una contracción de las comisiones pagadas, según se recoge en los propios balances de la compañía, cuyos gestores no respondieron ayer a las preguntas de este diario.

Más deuda con los bancos

En cuanto a las cifras de endeudamiento, la compañía logró reducir notablemente el pasivo con sus proveedores y otros acreedores comerciales, que pasó de 19,1 a 13,7 millones, pero, por el contrario, elevó el volumen de deuda bancaria, que ascendió de 9,7 a 13,5 millones, según sus cuentas. En cualquier caso, Aceitunas Cazorla cerró el ejercicio con un fondo de maniobra positivo de más de 19 millones de euros, tres más que el año anterior.

La firma alimentaria tiene como administradores solidarios a Antonio y Rosario Berasaluce, que también son sus principales accionistas. Así, el primero ostenta 24,89% de los títulos de la compañía a través de su holding Ancón Levante, con el que también mantiene importantes participaciones en otras empresas del sector, y otro 18,37% de forma indirecta a través de la firma Casa Zuan. Por su parte, Rosario Berasaluce controla el 12,66% de las acciones, según los balances de la compañía. Por último, el restante 24% pertenece a la sociedad irlandesa Abobo & Co, que adquirió su participación a Ancon Levante en una operación fechada en 2016.

La firma refuerza su relación con Mercadona

La caída de facturación de Aceitunas Cazorla el año pasado se produjo a pesar de que la firma cada vez tiene más presencia en los lineales de Mercadona, donde entró por primera vez como proveedor en abril de 2016. Desde entonces ha ido incrementando las referencias que fabrica para la cadena de Juan Roig, donde compite por el espacio con la alcoyana La Española. De hecho, Cazorla es una de las grandes beneficiadas del cambio de política de proveedores de Mercadona. Además, la compañía alicantina destina más de la mitad de sus producción a la exportación.