La caída de ventas que ha empezado a registrarse en el mercado inmobiliario alicantino ha despertado el temor a que vuelvan los problemas de solvencia al sector promotor. Sin embargo, desde la patronal Provia minimizan los riesgos por los cambios que ha sufrido el negocio, que ahora sólo se mueve sobre seguro, según sus responsables. Así, el presidente de la organización, Antonio Fernández, recuerda que los bancos ya no financian la compra de terrenos, que deben adquirirse con recursos propios de los empresarios, y que rara vez se inician las obras de una promoción sin que esté vendido un buen porcentaje de sus viviendas. «No tiene nada que ver con la situación de 2008, cuando se paró el mercado y había 500.000 viviendas en construcción que no tenían comprador», recuerda el también propietario de Maisa, que ve más probable que caiga alguna firma por los problemas que pueda arrastrar de la etapa anterior.

En el caso de la provincia de Alicante, los empresarios aún dependen más de su propio músculo, ya que la mayoría del mercado es de segundas residencias, un producto con el que las entidades se muestran especialmente cautas por dos motivos: el primero es su mayor riesgo -una persona en apuros económicos deja de pagar antes el apartamento que la vivienda habitual-, pero también porque la mayoría de compradores extranjeros pagan al contado o con financiación de su país, por lo que no se subrogarán a la hipoteca del promotor, con lo que el negocio es menos rentable. Así, aseguran en Provia, unas menores ventas ralentizarán la actividad, pero no hundirán las finanzas de las empresas.