Aunque no sea sencillo, entender la factura de la luz es clave para poder ahorrar. Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios revela que solo el 11 % de los clientes entiende su factura eléctrica. Muchos usuarios ignoran, por ejemplo, si están en el mercado libre (en el que cada compañía fija sus propias tarifas) o en el mercado regulado por el Gobierno (el conocido como PVPC). También desconocen que en el recibo están pagando a dos empresas distintas: la comercializadora y la distribuidora de la energía (que no se puede elegir). La comercializadora es la responsable de emitir el recibo de la luz a cada cliente y de cobrar el precio que figura en la factura.

En un recibo de la electricidad figuran varios valores que corresponden a diferentes conceptos y que son esenciales para entender la factura de la luz. Algunos están definidos por la comercializadora y otros los regula el Gobierno. Todos los usuarios pagan los siguientes términos en su factura: término de potencia, término de consumo, impuesto sobre la electricidad, alquiler de equipos e IVA.

Potencia

El término de potencia es un importe fijo que el usuario debe pagar en función de la potencia eléctrica que haya contratado. La potencia a contratar depende del tamaño de la vivienda y de los aparatos electrónicos que se necesiten utilizar (horno, aire acondicionado o radiadores eléctricos son los que más consumen).

Una de las maneras de ahorrar es reducir este término de potencia, pero si nos pasamos saltarán los plomos con frecuencia. En 2006, el Ministerio de Industria decidió regular las potencias normalizadas. Así, las opciones más usuales en una vivienda son: 2,3 kW, 3,45 kW, 4,6 kW, 5,75 kW y 6,9 kW. Como normal general se contrata la potencia de 4,6 kW, pero en la mayoría de los hogares se puede sobrevivir con 3,45 kW. Cada kW contratado ronda los 50 euros al año (impuestos incluidos). Para entender la factura de la luz es importante saber cómo se calcula la potencia eléctrica. Hay que multiplicar los kW contratados por el precio del kW y los días de facturación. Por ejemplo: 3,4 kW por 0,1226 euros el kW por 30 días (12,50 euros).

Consumo

El término de consumo hace referencia a la energía consumida en el periodo de facturación (normalmente un mes). Es un término variable que incluye el pago por los peajes de acceso y el coste de la energía. El precio se mide en kilovatios/hora (kWh). Hay que multiplicar los kilovatios consumidos por el precio. Por ejemplo: 250 kWh por 0,144 euros el kilovatio costarán 36 euros.

Impuesto de la electricidad

El impuesto de la electricidad es una tasa diferente al IVA, regulada por el Gobierno y que se aplica sobre el término de potencia contrata y energía consumida. El porcentaje de este impuesto es del 5,113 %.

Alquiler de los equipos

El alquiler de los equipos es lo que cobra la comercializadora por el contador. La comercializadora está obligada a cobrar este alquiler, que es propiedad de la distribuidora de luz. El alquiler de los contadores digitales ronda los 0,80 céntimos de euros al mes.

IVA

El último concepto para entender la factura de la luz es el IVA. Actualmente está fijado en el 21 %.