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La startup ilicitana Greene cambia de modelo de negocio tras recibir 40 millones de Moira Capital

La compañía construirá sus propias plantas para la trasformación de residuos en gas y energía

La startup ilicitana Greene cambia de modelo de negocio tras recibir 40 millones de Moira Capital

Moira Capital toma posiciones en la startup ilicitana Greene Waste to Energy, tras la compra de la mayoría de su accionariado anunciada el pasado verano. Según publicaba ayer el Boletín Oficial de Registro Mercantil, el fondo de capital riesgo ocupará hasta cinco asientos del nuevo consejo de administración de la compañía, especializada en la transformación de residuos en gas y energía, y en la que, eso sí, la presidencia seguirá en manos de Agroinvest y, en concreto, de Carlos Castellano. Un gesto que los responsables de la firma han querido tener con el también accionista de referencia de la constructora valenciana Cleop en reconocimiento a que fue el primero en apoyar la iniciativa que en su día pusieron en marcha cuatro licenciados en Química, capitaneados por Juan José Hernández, que también sigue como consejero delegado.

La materialización de la entrada de Moira Capital, que ostentará el 71,5% de la compañía tras inyectar 40 millones de euros, permitirá a la firma cambiar de modelo de negocio ante las dificultades que había encontrado en el mercado para vender únicamente la tecnología que ha patentado, ya que los potenciales clientes se mostraban reacios a realizar las inversiones necesarias para construir las plantas.

Por eso, a partir de ahora será Greene quien aporte el capital que requiere la puesta en funcionamiento de las instalaciones a cambio, claro está, de explotarlas. En cada caso se constituirá una sociedad vehículo para la construcción del centro de valorización de residuos, en la que Greene ostentará la mayoría y será la encargada de llevar a cabo el proyecto y su operación. Por su parte, los clientes aportarán los residuos.

Aunque, como es lógico, entre los potenciales socios de la ilicitana están las compañías que actualmente se encargan de la recogida de residuos en las ciudades, la firma también tiene en su punto de vista las depuradoras, empresas cárnicas, compañías de transformación agraria, las papeleras y, en general, cualquier industria que genere residuos orgánicos o plásticos.

Mediante la aplicación de altas temperaturas en un ambiente bajo en oxígeno, la tecnología de Greene permite descomponer las cadenas de carbono que forman estos materiales y transformarlos en gas, energía térmica o energía eléctrica, entre otros, que pueden utilizarse para el propio autoconsumo de la factoría o para verterla en la red. Además, las cenizas inertes que se generan pueden reutilizarse como material de construcción, fertilizante o en la fabricación de vidrio, por lo que se consigue reducir a cero la generación de residuos. La firma calcula, por ejemplo, que con lo que ahora se considera basura y se lleva a los vertederos de toda España podría generarse la energía necesaria para abastecer a toda Cataluña.

La de Greene no es la primera inversión de Moira Capital realiza en la provincia. El fondo, especializado en inversiones directas en firmas innovadoras, también inyectó 16 millones en BioFlyTech, la firma nacida en el Parque Científico de la UA que produce piensos para animales con proteína de insectos.

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