Igor es una empresa de calzado de Almoradí que desde el domingo ha estado exponiendo en Micam, la feria más importante del circuito internacional para la industria zapatera de la provincia, y que, por esas cosas del destino, se dedica, entre otras cosas, a las botas de agua.

Sus responsables viajaron a Italia el viernes. Para ese entonces, la DANA ya había azotado la comarca de la Vega Baja con toda su fuerza, pero lo peor vendría por la tarde, cuando ya iban rumbo a Italia. La rotura en la mota provocó que el agua comenzara a invadir las instalaciones de esta empresa.

"En lugar de hacer zapatos, en los últimos días la gente ha tenido que estar limpiando", relataba con pesadumbre Rocío Lloret, responsable de comunicación y de marketing de Igor este miércoles por la mañana en el estand, durante la visita del jefe del Consell, Ximo Puig, y el alcalde de Elche, Carlos González, a los expositores de la feria de Milán. En ese marco, Rocío Lloret iba exponiendo la situación en la fábrica de Almoradí, en ocasiones hasta con los ojos vidriosos. Puig testigo de primera mano de los estragos del temporal en los primeros días de la catástrofe, iba asintiendo con pesadumbre.

En el caso de Igor, la fabricación se ha paralizado por el efecto que el agua ha causado en la maquinaria. Habrá que esperar a que se seque para retomar la producción. "Nos sentimos bastante impotentes. Nosotros estamos aquí, en Milán, cuando podríamos estar limpiando, pero, bueno, desde aquí, intentamos hacer lo que podemos", señalaba con mucho pesar.

También parte de los artículos se han visto afectados por el agua, sobre todo los que estaban más a ras de suelo. En cualquier caso, la empresa no tiene ninguna estimación de daños. Es pronto aún.

De momento, la peor parte se la han llevado los empleados, muchos de otras poblaciones de la Vega Baja que ni siquiera han podido salir de sus casas en los últimos días. Rocío Lloret ponía como ejemplo el caso de una mujer de Orihuela que este miércoles por la mañana ha ido a la empresa por primera vez desde que la gota fría se cebó con la comarca. "Ha salido, aunque el agua probablemente le llegaría hasta la cintura", detallaba.

"Es paradójico, pero los clientes necesitan ahora botas de agua", indicaba la responsable de comunicación y de marketing de Igor, tratando de forzar una sonrisa que apenas se le dibujaba en la cara.