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Brexit: un laberinto con cuatro salidas

El proceso de desconexión todavía no ha tenido efectos catastróficos para los sectores de la provincia más dependientes del mercado británico

Brexit: un laberinto con cuatro salidas

Westminster va camino de arruinarle los planes al primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson. Ese premier -el británico- que, desde antes de llegar a Downing Street, ya dejó claro que su intención era salir de la UE el 31 de octubre, fuera con acuerdo o sin él, y que incluso este mismo jueves no tuvo empacho en proclamar que preferiría «estar muerto en una cuneta» que pedir una tercera prórroga. Su intención era convocar elecciones en octubre, apenas dos semanas antes de que venciera el plazo acordado con Bruselas. Con lo que no contaba Johnson es con el frente común de los partidos de la oposición en el Parlamento para bloquear ese adelanto electoral si no se aplaza la desconexión hasta el 31 de enero de 2020.

Por lo que pueda ocurrir, el Ejecutivo español ya ha anunciado que quiere convocar a todas las autonomías para prepararse por si llega un divorcio a las bravas. Mientras, en un provincia como la de Alicante, en la que sectores como el turístico, el inmobiliario o el agroalimentario tienen una fuerte dependencia del mercado británico, muchas empresas tienen desde hace meses planes de contingencia para tratar de anticiparse al peor de los escenarios. Y todo en un contexto en el que la incertidumbre -que no beneficia nunca a nadie- es la tónica, aunque, eso sí, la venta de viviendas a británicos y la llegada de turistas de Reino Unido va manteniendo el tipo. Ahora bien, una cosa es que las compañías y sectores más directamente afectados sean conocedores de la situación, y otra que a pie de calle se sea consciente de las consecuencias que se pueden derivar de este endiablado laberinto en el que se encuentra el proceso de desconexión en la actualidad. ¿Qué pasará a partid de ahora? Arriesgado saberlo y, sobre todo, complicado aventurar cuál será la solución en esta encrucijada y en qué momento. Sin embargo, los escenarios, según los economistas, serían cuatro, aunque algunos con pocas posibilidades de tomar visos de realidad a juzgar por la situación actual.

Cancelación

CancelaciónRevocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa

La revocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que contempla la salida voluntaria de un estado miembro de la UE, es una opción legal y la menos lesiva, pero, a día de hoy, se ve bastante improbable. Sería necesario un cambio de Gobierno o un segundo referéndum, escenarios estos que no se contemplan tal y como están las cosas.

Brexit con acuerdo

Brexit con acuerdoLa salida a la que aspira Westminster con su último paso

Lo que precisamente busca la oposición en el Parlamento británico es obligar a Johnson a solicitar una prórroga del Brexit a la UE hasta el 31 de enero de 2020 si no consigue un acuerdo con los socios europeos antes del 19 de octubre. Se busca que haya una salida ordenada. Eso implicaría que habría un periodo transitorio en el que se seguiría la legislación de la UE en el Reino Unido. Y éste es el escenario que, para los economistas, es el más favorable en estos momentos, tanto para los británicos como para los europeos, descartada la primera opción. También para esta provincia. Entre otras cosas porque, como subraya el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Alicante (UA), Ignacio Jiménez Raneda, «permitiría tener unas reglas de juego claras, con acuerdos reflejen qué tratados comerciales se aplican a las transacciones de bienes y servicios, o qué ocurre en cuestiones de sanidad o movilidad». Incluso el profesor de Macroeconomía de la UA Alfredo Masó es de lo que opinan que «los mercados podrían reaccionar con optimismo y es probable que se apreciara la libra, lo que podría compensar cualquier encarecimiento por los aranceles, y beneficiar al sector turístico de esta provincia». Por ahora, la última maniobra de los parlamentarios británicos, a juicio de la catedrática y miembro del Instituto de Economía Internacional de la UA Paloma Taltavull, invita al optimismo. «Son conscientes de las consecuencias que está teniendo este proceso. De hecho, la inversión en la construcción de oficinas en Londres, que es un mercado clave, ha decrecido, al contrario de lo que sucede en otros países. Por eso, van a intentar irse tratando de minimizar al máximo los daños», apostilla. En cualquier caso, para llegar a un acuerdo no sólo tiene que poner de su parte Reino Unido, también Bruselas.

Brexit duro

Brexit duroLa solución más catastrófica para todas las partes

Un divorcio a las bravas. Ése es el escenario más temido, por las catastróficas consecuencias que podría tener para Reino Unido y para la UE el portazo al mercado único y la unión aduanera, sin ningún tipo de transición ni de acuerdo. Lo peor es que, pese al paso que acaba de dar el Parlamento británico, no está descartado totalmente. Las consecuencias serían inmediatas, por ejemplo, para las aerolíneas de IAG, el holding propietario de British Airways, Iberia o Vueling, que podrían perder derechos de vuelo, con implicaciones no sólo en los enlaces con Reino Unido, recuerda Jiménez Raneda. Paloma Taltavull va más allá: «¿Qué ocurre si una persona viaja a Londres a finales de octubre y la desconexión le sorprende allí? Igual no podría ni volver», se cuestiona. Los efectos, pasado el terremoto inicial del Brexit duro, también podrían afectar sensiblemente al turismo, por el encarecimiento de los desplazamientos, y los ingleses con segunda residencia en Alicante podrían optar por vender su vivienda, con las consecuencias para un mercado como el inmobiliario que aún no se ha recuperado del todo de la última crisis. Podrían caer, y mucho, los precios. «Habría una depreciación de la libra y aranceles que serían letales, afectando mucho al turismo y a la construcción», sentencia Alfredo Masó.

Más retrasos

Más retrasosEl riesgo de la incertidumbre por los aplazamientos indefinidos

Cabe también la posibilidad de que las prórrogas se vayan sucediendo, prolongando más la incertidumbre que acompaña al proceso, desde el referéndum que se celebró hace tres años. «Si se mantiene esta situación y la incertidumbre se prorroga podría acabar pasando factura a los mercados, y más si Alemania entra en recesión», alerta Masó. Y todo con un matiz importante: en situaciones que se dilatan tanto en el tiempo se corre el riesgo de que en lugar de optar por el mal menor se elija la solución más irracional, aunque sólo sea por hartazgo. El caso es salir de un laberinto tan perverso.

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