Los elevados precios que alcanza la energía y el peso que llegan a representar los recibos de la luz y del gas en los presupuestos de la mayoría de familias y empresas ha provocado que cambiar de operador en busca de una mejor oferta ya no se vea como algo excepcional y complicado de realizar. Al contrario, aunque no llegan a alcanzar las proporciones que se dan en otros sectores, como el de la telefonía, el salto de clientes de una compañía a otra se ha convertido ya en algo habitual, hasta el punto de que sólo el año pasado se registraron en la provincia más de 175.000 portabilidades, lo que significa que cambiaron de suministrador alrededor del 11% de todos los abonados de la zona.

Así lo recoge el último informe que ha realizado la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sobre esta materia y que también refleja el porcentaje cada vez mayor de consumidores que opta por el mercado libre, frente a los que prefieren pagar el precio regulado que marca el Estado, aunque en el último año el incremento se haya moderado, en parte por la aplicación del nuevo bono social para aquellos hogares con menos ingresos. En el caso de la electricidad, en todo el país ya son un 61,7% quienes tienen contratada una tarifa libre, frente al 38,3% que continúa enganchado a una de las denominadas comercializadoras de referencia. La cifra aún es mayor entre los consumidores de gas, donde el mercado libre ya supone el 79,8% del total.

En cuanto a los cambios de compañía, en el caso de la luz en Alicante se registraron alrededor de 161.600 portabilidades sobre un total de 1.442.784 puntos de suministro, lo que supuso una tasa de «switching» del 11,1%. Por su parte, los usuarios de gas que aceptaron la oferta de algún competidor fueron unos 14.000 sobre un total de 136.540 abonados, lo que supuso una tasa de cambio del 10,3%.

Más que en Europa

En ambos casos las cifras de infidelidad de los consumidores de la provincia se sitúan ligeramente por encima de la media nacional -en el conjunto del país cambiaron de suministrador de luz un 10,9% de los clientes y el 8,9% de quienes tienen contratado gas- pero, sobre todo, llama la atención que, tanto a nivel estatal como provincial, se trate de un porcentaje sensiblemente más elevado que la media europea, que se sitúa alrededor del 8%. Un dato que, a priori, sería positivo porque indica la existencia de un mayor nivel de competencia en el mercado español pero que, como apunta la propia CNMC en su informe, también puede tener mucho que ver «con un elevado grado descontento de los consumidores». Una situación que reflejan las encuestas del Panel de Hogares que también elabora el regulador.

En concreto, según la CNMC, casi uno de cada cinco clientes de las eléctricas está «poco o nada satisfecho» con el servicio, una cifra que más que duplica la que se da en la telefonía móvil. El motivo principal no es otro que el elevado precio que adquieren estos servicios. Así, hasta el 90,5% de quienes expresan su disgusto con su compañía eléctrica señalan como principal causa que consideran caro el suministro, al igual que el 84,7% de los consumidores de gas que están descontentos. Entre los clientes de las operadoras de móvil este porcentaje también es elevado pero no llega a estas cifras -se queda en el 75,8%- y pesan más otros motivos, como la falta de calidad del servicio, que no cobran tanta importancia en los anteriores.

En este sentido, no hay que olvidar que la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE señalaba que las familias alicantinas destinan ahora hasta un 62% más dinero que antes de la crisis al pago de estos recibos, cuando el gasto general sigue por debajo de las cifras de entonces. Así, tampoco es de extrañar que el 74,8% de quienes cambian de compañía señalen la necesidad de ahorrar como el principal motivo de su decisión, frente al 15,1% que lo hace para agrupar las facturas de luz y gas en un solo operador, o el 7,7% que quiere apostar por la energía verde.