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«Hay camareras que cobran menos de dos euros por limpiar una habitación»

Las conocidas como kellys volverán a salir a la calle este domingo para denunciar su situación

Una de las últimas protestas de las kellys en Alicante. álex domínguez

Las kellys, como se autodenominan las camareras de piso de los hoteles -por aquello de «las que limpian»- volverán a concentrarse este domingo en Alicante y en otras ciudades turísticas de todo el país para denunciar que, a pesar de los apoyos que ha obtenido su lucha y de los avances conseguidos, la situación del colectivo apenas ha mejorado. Aseguran que la carga de trabajo en la mayoría de establecimientos sigue siendo excesiva, con 20 ó 25 habitaciones por trabajadora, que en épocas como la estival suelen suponer tres y cuatro camas por cada una de ellas, con las supletorias que reclaman muchos usuarios para dar cabida a toda la familia sin gastar demasiado.

Un ritmo de trabajo que provoca que la mayoría de estas profesionales acabe desarrollando algún problema de salud -un estudio del Invassat señaló que casi siete de cada diez padecía alguna dolencia- y que lleva a que muchas deban acortar su carrera laboral. Por eso, una de las principales reivindicaciones es que se les permita la jubilación anticipada a los 55 años, según apuntó a este diario Amalia García, una de las portavoces del colectivo Kellys Alicante, convocante de la concentración que se desarrollará a las siete de la tarde, en la plaza del Ayuntamiento. Su caso es un ejemplo. Con 52 años ya ha sufrido varias operaciones y está pendiente de otra intervención, con una incapacidad temporal. «Es imposible que una camarera de hotel llegue a los 67 años en condiciones de hacer este trabajo», asegura la profesional.

Gracias a sus protestas, las kellys lograron que el año pasado la Mesa del Empleo de Calidad en la Hostelería reconociera como enfermedades profesionales del colectivo el síndrome del túnel carpiano, la bursitis y la epicondilitis o «codo del tenista». Sin embargo, según García, las mutuas siguen poniendo problemas a la hora de aceptarlo e, incluso, hay jueces que se siguen pronunciando en contra.

Del mismo modo, las condiciones laborales siguen dejando mucho que desear. A pesar de los intentos por acabar con esta práctica, todavía hay locales que recurren a la externalización de este servicio para ahorrar, en perjuicio de las camareras. «Hay chicas a las que contratan por cuatro o seis horas pero les exigen el mismo trabajo y hay compañeras que no cobran ni dos euros por habitación», denuncia la portavoz de las kellys alicantinas. Por si fuera poco, estas profesionales también son víctimas de algunas modas. Así, otra de las responsables de la asociación, María Fresneda, señala que algunos hoteles ofrecen a los clientes no limpiar la habitación diariamente a cambio de un bono de descuento, bajo el argumento del ecologismo. El problema es que, cuando se marchan, el trabajo a realizar es mucho mayor pero no se da a la camarera más tiempo para realizarlo.

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