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Las bodegas alicantinas prevén una buena añada

Los viticultores de la provincia esperan un incremento de hasta un 15% en la cosecha gracias a las lluvias de la pasada primavera y las temperaturas constantes de este verano

Trabajadores en plena vendimia en la zona de La Mata, una de las más tempranas. tony sevilla

Si las tormentas estivales de estos días o los previsibles episodios de gota fría de las próximas semanas no la arruinan, la de 2019 puede ser una gran añada para las bodegas de la provincia. De acuerdo con las primeras estimaciones del consejo regulador de la Denominación de Origen (DO) Vinos de Alicante, la cosecha de este año será entre un 10% y un 15% superior a la de 2018, gracias a las lluvias de la pasada primavera, por lo que la producción se situará de nuevo alrededor de los 30 millones de kilos que suele promediar en una campaña estándar. De esta forma, en solo dos años las vides habrían logrado sobreponerse a los estragos causados por la fuerte sequía de 2017, que hundió la producción de las cepas acogidas a la DO por debajo de los 23 millones de kilos.

«Es cierto que después no ha llovido mucho pero el agua que cayó en Semana Santa ha sido suficiente para que se desarrollen los frutos y las viñas se ven vigorosas y sin plagas», apuntan desde este organismo, eso sí, siempre con la precaución propia de quien vive de un negocio en el que hay que estar pendiente del cielo. Entre otras cosas, porque la vendimia no ha hecho más que empezar. De momento, ya se están recogiendo las variedades más tempranas de uva blanca en puntos muy localizados -como Castalla o Novelda- pero será a partir de la próxima semana cuando se empiecen a generalizar los trabajos, que se extenderán hacia la zona de las Marinas, con la cosecha de las variedades moscatel, y que finalizarán sobre el mes de octubre o, incluso, noviembre, con la recogida de la monastrell, la uva más característica de la zona.

Una vendimia que, a pesar de los avances tecnológicos, se sigue realizando de manera manual en la mayoría de explotaciones de la provincia, dadas las escasas dimensiones de las fincas, según explican desde el consejo.

Maduración constante

Más allá de las cantidades, las bodegas alicantinas también se muestran muy satisfechas por la calidad de la uva ya que la ausencia de grandes contrastes en las temperaturas de las últimas semanas han favorecido una maduración «muy constante» de los frutos, lo que repercutirá en unos caldos también de mayor calidad.

En cuanto a la comercialización, el consejo continuará durante la próxima campaña con su estrategia de promocionarse como la DO «más sostenible» de España, apostando decididamente por el mercado local en línea con la tendencia de consumir productos de «kilómetro cero», es decir, elaborados lo más cerca posible del consumidor final. Al respecto, no hay que olvidar que, al contrario de lo que ocurre con otras grandes zonas productoras españolas, los vinos de Alicante tienen su mayor mercado en el territorio nacional, donde concentran cerca del 75% de sus ventas.

Una estrategia que, eso sí, les obliga a luchar contra el descenso del consumo que se ha registrado en España, donde el vino a pasado de ser un producto de uso diario en la mayoría de hogares a quedar reservado, en muchos casos, para momentos especiales o para su consumo fuera de casa.

No obstante, esta apuesta por la proximidad no significa que las bodegas de la provincia hayan renunciado a la exportación, que en la última campaña también creció más de un 15% y que supone un complemento a la comercialización en España. Fuera de nuestras fronteras, los vinos alicantinos tienen a su mejor cliente en Alemania, donde fueron a parar hasta 9.167 de los 41.556 hectolitros que se exportaron en la campaña de 2017/2018, como ya contó este diario. Le siguen China, como 5.735 hectolitros; Estados Unidos (4.855); Francia (2.797) y Polonia (2.042).

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