Antes de que existieran los ahora denominados «coolhunter» en el campo de la moda o analistas de tendencias, los agentes comerciales ya se movían con sus coches por Alicante y por toda España vendiendo a sus clientes los productos de las empresas a las que representaban. De estas visitas a las tiendas extraían por dónde iba la demanda del consumidor y se la trasladaban a los fabricantes con los que trabajaban. Aunque no se llamen «coolhunter», en realidad, son pulsadores de tendencias. «Lo bueno de la agencia comercial para las empresas es que somos sus oídos en el mercado», subrayaba el presidente del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Alicante, Manuel Martínez Ayela.

También son un termómetro de la marcha de la economía. De hecho, el presidente del Colegio, que se dedica al sector de la lencería y corsetería, al igual que lo hizo su padre, apuntaba que la percepción que han tenido los comerciales alicantinos en el último trimestre es que el movimiento «ha bajado un poco», después de los dos anteriores de subida. Una percepción que coincide con los datos oficiales publicados del segundo trimestre del año que hablaban de una moderación del crecimiento entre abril y junio. Y, aunque sin saber que los síntomas que comenzó a detectar a partir de 2004 se convertirían años más tarde en una fuerte crisis, Manuel Martínez ese ya «notaba que algo pasaba, porque no había clientes nuevos y algunos habían cerrado. En 2007 comenzó la crisis», explicaba.

Aumenta el peso femenino

Este Colegio, que fue uno de los primeros en crearse hacia los años 20 del pasado siglo, cuenta con 600 asociados, de los que 80 son mujeres. Y en los últimos años ha detectado un crecimiento en la incorporación de emprendedoras. Entre las nuevas altas, la entrada de mujeres venía representando un 10%, pero en 2017 ya alcanzó el 17% y al año siguiente el porcentaje se elevó al 31%, destacaba Martínez Ayela. También es cierto que el Colegio ha puesto en marcha planes para incentivar la incorporación femenina. Además, se ha adherido al Plan de Fomento del Autoempleo Femenino, explicaba Martínez. Para el presidente, la mujer está teniendo, en general, «un papel fundamental como motor de la recuperación económica, ya que, según los datos de la Seguridad Social, el número de autónomas se afianzó en 2016 y aumentó en 2017 y 2018 de forma consecutiva».

Julia Lázaro, de 34 años, que lleva nueve ejerciendo de agente comercial cree que la flexibilidad del horario que permite esta profesión es una ventaja. Y si se le pregunta que si cambiaría ahora de trabajo, contesta: «¿Cambiar de ser una trabajadora por cuenta propia a una por cuenta ajena? Cristalino que no». Casi todos los agentes responden lo mismo, pese a los miles de kilómetros que tienen que realizar cada al año visitando a las empresas y a los clientes. Hugo Lázaro, de 37 años, y que lleva 16 colegiado, asegura que de media se hace unos 50.000 kilómetros al año.

Ellas y ellos siguen utilizando el coche para sus desplazamientos, incluso, algunos vuelan en avión al tener clientes fuera de España o en Baleares. En esta veterana profesión, a la que muchos de ellos se han incorporado por tradición familiar, tampoco han cambiado mucho los sectores en que se trabaja: la alimentación; los artículos para el hogar y el ocio; la joyería; los productos químicos; cueros y textiles; papel y cartón; maquinaria; construcción e instalaciones; minerales, hierro o aceros; y prestación de servicios. Los textiles y cueros y los artículos para el hogar son los que más colegiados tienen, aunque muchos operan en más de un sector.

Adiós a la libreta y el lápiz

Lo que sí ha cambiado su dinámica de trabajo ha sido la irrupción de las nuevas tecnologías. Han abandonado la libreta y el lápiz y los pedidos ya los apuntan en tiempo real en los dispositivos móviles. «Aunque no dejamos el coche, que sigue siendo nuestra segunda casa, nuestra oficina», coincidían Josefina Canet, de 53 años, y que lleva 33 años colegiada, y Hugo Lázaro. Josefina representa a empresas de material eléctrico, al igual que hizo su padre. Y aunque se mueve en un mundo muy masculino dice que no ha sentido distinción en el trato.

Ahora sí, tanto ellos como ellas tienen que ponerse al día de los temas que les interesan a sus clientes. Josefina y Julia, que lleva la representación de empresas del sector químico, tanto para el sector de piscinas como para el de productos de higiene industrial y equipamiento hotelero, se «empapan» sobre fútbol para hacer más amenas las conversaciones con los clientes cuando van a visitarlos.

Y, por su parte, Hugo, que trabaja en el sector de la lencería y corsetería habla con sus clientas, ya que la mayoría son mujeres, de las noticias de las revistas del corazón 0 de «Sálvame».

Desde que empezaron a trabajar, todos se han ido formando y reciclando en su trabajo. Hugo, además, ha estudiado dirección comercial y márketing mientras trabajaba. Julia, en un principio, hizo asesoría fiscal «pero vi que eso no era lo mío», decía. El caso de Óscar Ruano, de 47 años, y que lleva 17 de comercial, es más diferente. Trabajaba en el área de exportación de una constructora y cuando la crisis decidió hacerse agente comercial.

Internacionalizados

Ahora, entre sus dispositivos de última generación lleva, incluso, una impresora. Y sus clientes están en los países árabes. Es el más internacionalizado. Representa a empresas españolas, portuguesas e italianas. Él trabaja más en casa, pero tiene que coger el avión cada cierto tiempo para ir a Emiratos Árabes, a Bahrein o a Qatar.

A todos ellos, las nuevas tecnologías les ha facilitado mucho el trabajo. «Ahora haces el pedido en tiempo real, sales del comercio y el pedido llega a fábrica y al cliente a la vez», dice Josefina. Además, los dispositivos te informan de tiempos de entregas o retrasos y tienen catálogos. Aunque hay casos, como en el de la lencería, «en el que el cliente quiere ver los muestrarios», coincidían Hugo Lázaro y Manuel Martínez Ayela. El presidente del Colegio asegura que muchos asociados han pedido cursos sobre redes sociales para estar más al día y para que les sirva en su trabajo.