El Santander ganó 3.231 millones en el primer semestre, un 14 % menos, incluyendo una dotación de 814 millones para su plan de reestructuración tras la compra del Banco Popular, pero los resultados superaron las expectativas del mercado y la acción subió un 3,65 %. Al margen de estos números, en rueda de prensa, el consejero delegado del banco, José Antonio Álvarez, pidió que se forme un Gobierno estable «cuanto antes» en España para tener un escenario de mayor certidumbre que favorezca la inversión.

También indicó que el sector financiero no pasa por su mejor momento y aseguró, preguntado por la posibilidad de que los tipos de interés bajen aún más en Europa, que una caída del 1% haría que el Santander dejara de ingresar más de 1.000 millones. Sin embargo, la entidad no se plantea cobrar a los clientes particulares por los depósitos, aunque no descarta hacerlo a las empresas con grandes saldos en cuentas sin operativa.

El «número dos» de Ana Botín, que echó balones fuera a todas las preguntas sobre la reclamación judicial del banquero italiano Andrea Orcel tras su fichaje frustrado como consejero delegado, aseguró que el banco no ha endurecido los criterios de concesión tras la entrada en vigor de la nueva Ley Hipotecaria. Y, aunque el sector se enfrenta a numerosos retos, el Santander mantiene su objetivo de repartir entre el 40% y el 50% de sus beneficios entre los accionistas con el pago de dos dividendos anuales, que está por decidir si serán ambos en efectivo.

En cuanto a las cuentas, si se excluyen las dotaciones, el beneficio del primer semestre fue de 4.045 millones, similar a un año antes, y las ganancias entre abril y junio fueron de 2.097 millones, un 5% más.