La multinacional tabaquera británica Imperial Brands (antes, Imperial Tobacco), cuarto fabricante mundial de cigarros y cigarrillos, ha puesto a la venta su negocio de puros habanos, en su mayor parte integrada por las más afamadas marcas que fueron propiedad de asturianos, como Montecristo, Romeo y Julieta, Partagás, H. Upmann y otras, y que, incautadas por el régimen castrista tras el triunfo revolucionario de 1959, constituyen el elenco de elaboraciones tabaqueras más cotizado del planeta.

El negocio de cigarros de Imperial Brands entraña la propiedad del 50% de la compañía Habanos SA, una sociedad mixta de la multinacional británica y de la empresa estatal cubana Cubatabaco, y que, amén de la titularidad de las elaboraciones de cigarros, gestiona la comercialización en 150 países tanto de las grandes marcas de origen asturiano como de las dos enseñas creadas por las autoridades castristas (Cohibas y Vega Robaina), y que, en conjunto, representan el 44% de las ventas en el mercado mundial de las marcas de tabaco consideradas de lujo o categoría premium.

La compañía británica vinculó su decisión al plan de desinversiones que tiene en marcha y con el que pretende obtener 2.000 millones de libras esterlinas (unos 2.231 millones de euros al cambio actual) antes de fin de 2020 para reducir deuda (13.000 millones de euros al cierre de 2018), «generar valor para el accionista», y potenciar sus negocios principales.

Imperial atribuyó la puesta a la venta del 50% de Habanos SA al cumplimiento de una estrategia empresarial dirigida a concentrar esfuerzos en su división de gran consumo, en la que agrupa aquellas elaboraciones que la multinacional cataloga como «marcas de crecimiento» (Winston, West, Gaulois, Davidoff, West, JSP y otras), mientras que referencias como Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta y demás referencias cubanas las inserta, junto con referencias como Kool y Gitanes, en el área de negocio de lo que denomina «marcas especializadas», «destinadas» -según la compañía con sede en Bristol (Reino Unido)- a «grupos de consumidores específicos». Según Imperial, ambas áreas de actividad (una, dirigida al público masivo y otra, a consumidores de alto poder adquisitivo) tienen una reducida capacidad de generar sinergias entre sí.

En principio, no parece que haya sido determinante la decisión del presidente de EE UU, Donald Trump, de activar por vez primera el título tercero de la ley Helms-Burton (promulgada en 1996) y cuya aplicación -que había sido suspendida por los anteriores presidentes del país- permite a los antiguos titulares de negocios y propiedades confiscadas por el castrismo demandar ante tribunales de EE UU a empresas que se beneficien o hagan negocios con esos bienes (como ha hecho, por ejemplo, de la familia asturiana Mata con Hoteles Meliá). Hasta donde se sabe, Imperial decidió vender el negocio de habanos a la vez o inmediatamente antes de que la Casa Blanca activase en abril el controvertido título de la ley Helms-Burton.

Habanos SA nació como una alianza al 50% entre Cubataco y la española Tabacalera, luego fusionada con la francesa Seita, lo que dio lugar al nacimiento de Altadis. En 2008, Altadis fue adquirida por Imperial Tobacco (desde 2016, Imperial Brands), que pasó por ello a asumir el control de las grandes enseñas astur-cubanas de cigarros habanos, algunas de ellas con siglo y medio de antigüedad. La división de cigarros habanos de Imperial ocupa a 4.500 personas, elabora 340 millones de unidades (150 millones son hechos a mano de modo artesanal) y el 51% de sus ventas se concentra en Europa.