La reestructuración financiera ha sido de tal magnitud que los bancos que operan en la Comunidad Valenciana han reducido justo a la mitad la red de oficinas que tienen en la autonomía en la última década. Según datos de la Conselleria de Hacienda, el máximo de la red de sucursales de estas firmas se alcanzó al finalizar 2008, con 5.061 establecimientos. Aquel fue el año en que, tras la quiebra de Lehman Brothers, se agravó hasta cuotas inimaginables la crisis iniciada en el verano de 2007.

En la década posterior, las entidades financieras han ido reduciendo en número, con la desaparición de la práctica totalidad de las cajas de ahorros. La concentración y la caída de márgenes ha obligado a un intenso proceso de cierre de sucursales que se inició en 2009. Desde entonces han desaparecido de las calles de la Comunidad Valenciana 2.534 oficinas, unas pocas más de las que quedaban al cierre del primer trimestre de 2019, cuando solo llegaban a las 2.527 tras clausurar otras 32 respecto al final de 2018. Por tanto, la reducción es del 50%.

En el conjunto de España, el proceso no ha sido tan acusado. Así, el máximo se alcanzó también en 2008, con 45.662 establecimientos. A 31 de marzo de 2019, esa cifra se había reducido a 25.755. En concreto, la bajada ha sido del 43%.