El tratado de libre comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur se cierne como una nueva amenaza sobre los cítricos de la Comunidad, que este año ya han sufrido la presión de otros mercados como Sudáfrica y Egipto. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, de hecho, ha presionado en la UE para reducir el impacto del tratado en la industria agroalimentaria valenciana, pero considera que es el momento de buscar una solución global que intente resolver los diversos factores negativos que asolan a la naranja mediterránea. Por ello, el jefe del Consell propuso ayer a la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malsmtröm, la celebración de una cumbre sectorial en la UE que afronte la crisis de los cítricos europeos.

«Más allá del tratado del Mercosur, el sector se ve acosado por distintas cuestiones y se necesita un planteamiento general de defensa de los cítricos de la cuenca mediterránea», subrayó Puig al término de la reunión que tuvo lugar en la sede comunitaria en Bruselas. Esta conferencia, explicó, la instaría la propia Comisión Europea y participarían todos los países europeos con producción citrícola.

También expresó su preocupación por los efectos de la prolongación del veto comercial a Rusia y, especialmente, el «daño» que puede ocasionar la «competencia desleal» de Egipto, que ha disparado sus importaciones a Europa sin cumplir las mismas condiciones fitosanitarias que se exigen a las exportaciones de la Comunidad y que tiene unos costes de producción y laborales irrisorios.

Al respecto, denunció que «no hay suficiente vigilancia» en las aduanas del puerto de Rotterdam, donde accede a Europa buena parte de las naranjas de fuera, y, de esta forma, adujo el presidente del Consell, «no se garantiza la reciprocidad». En paralelo, añadió que «en el tratado del Mercosur se dice que el ciudadano europeo debe tener las mismas garantías fitosanitarias que aquí, pero hay que constatarlo y para eso hace falta más inspección para que nadie haga trampa». Puig destacó que la comisaria Malström se comprometió ayer a reforzar las acciones contra las importaciones de Egipto.

La Generalitat intenta de esta manera aprovechar los temores de la citricultura existentes con el Mercosur para propiciar, agregó, una alianza entre todos los países productores de la Unión Europea en defensa de la citricultura comunitaria. También estimó necesario que el campo valenciano impulse campañas proactivas tanto para fomentar el consumo interno como externo.

Respecto al acuerdo UE-Mercosur en sí, Puig resaltó que tanto Malström como el vicepresidente de la Comisión y encargado del área de Fomento del Empleo, Jyrki Katainen -con quien también mantuvo un encuentro ayer-, son «conscientes» de la «preocupación» que hay en las actividades agrícolas por su repercusión. Aseveró que el lunes o martes se conocerá el tratado al detalle y que en ese momento se podrán interpretar con más esmero «las distintas derivadas». «En una primera mirada», recordó que la reducción de aranceles se presenta como una oportunidad para las industrias del calzado, textil o automóvil, pero «tenemos el problema en los cítricos y en menor medida en el arroz». Aseveró que el objetivo del Consell es «proteger el conjunto de la economía valenciana, y queremos hacerlo desde el rigor». Apuntó que hay todavía margen de maniobra porque, según señaló, ha de ser aprobado aún por la Comisión y el Europarlamento y que la entrada en vigor no se produciría hasta dentro de dos años.

Contenido

Una vez se concrete la semana que viene el contenido del documento del Mercosur, Puig manifestó que «habrá una puesta de posición de los diversos sectores e iremos avanzando» en el acuerdo. Asimismo, se analizará, abundó, qué tipo de compensaciones se pueden aplicar para minimizar el impacto en la agricultura. De inicio, la UE recoge una partida de 1.000 millones para los sectores agrícolas afectados de los países miembros de la UE.

Bruselas protege la ganadería pero elude el zumo

Fuentes comunitarias subrayan que la campaña de cítricos de Argentina no coincide con la de la Comunidad

El proyecto de tratado de libre comercio entre Europa y el Mercosur (engloba a Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) protege al sector ganadero al estimar que la retirada de aranceles perjudicaría seriamente los intereses de los propietarios europeos. Así, lo considera una actividad sensible, que en la práctica supone fijar una cuota de exportación determinada a las importaciones del Mercosur. La citricultura no ha tenido este tratamiento porque, según fuentes comunitarias, el principal productor de cítricos del Mercosur -Argentina- focaliza su campaña en un momento diferente al de la cuenca del Mediterráneo.

Sin embargo, según fuentes del sector valenciano, es la industria de transformación (zumo) la que teme un serio castigo por el acuerdo del Mercosur. En este caso, Brasil acapara el 90% de las ventas en Europa y en el otro 10% tiene presencia el zumo valenciano. Esta actividad complementaria representa el 20% de la producción autonómica y su posible caída se proyecta como un duro golpe para la fruta autóctona. Desde el Consell subrayaron que el zumo procedente de las tierras brasileñas es sobre todo concentrado y que el fresco -el que competiría con València- es de peor calidad. No obstante, en el sector señalan que competirá en mejores condiciones al vender con precios más bajos gracias a sus costes de producción inferiores.

Es en la industria del zumo donde se prevé una de las batallas más importantes que protagonizará la Comunidad Valenciana para limar en este sentido el pacto del Mercosur.

Un informe de la Cámara de Comercio de València estima el acuerdo positivo para las industrias más exportadoras en Latinoamérica como el automóvil, cerámica, calzado, textil, química o maquinaria. También destaca que podrá beneficiar a las empresas de la construcción y del sector servicios al abrirse las licitaciones públicas a las firmas europeas. Admite a su vez los efectos dañinos en la agricultura.