En la filial española de Euro Pool System, que dirige Bartolomé Saro desde la oficinas que la firma tiene en la partida alicantina de Agua Amarga, tenían un problema. La compañía se dedica al alquiler de las cajas de plástico reutilizables de color verde con las que se transporta y se exponen la fruta y la verdura en los supermercados. Sólo desde la sede de Alicante se gestionan más de 350 millones de alquileres anuales para los productores de todo el Mediterráneo, África o Centroamérica, de los que una buena parte se dirigen a los países del centro y el norte de Europa. Unos envases que deben regresar a los depósitos que la firma tiene distribuidos por toda España para limpiarlos y volver a distribuirlos, lo que supone un tráfico de entre 20.000 y 25.000 tráilers anuales de vuelta, únicamente cargados con las cajas vacías y debidamente plegadas.

Y todo esto en un momento en que las carreteras de todo el continente están cada vez más congestionadas, países como Francia y Alemania tratan de imponer restricciones al paso de camiones, aumenta la escasez de conductores profesionales y, sobre todo, no deja de crecer la preocupación por el impacto medioambiental del transporte, según explica el ejecutivo. La firma decidió buscar alternativas y apostó por el ferrocarril, pero, entonces, el problema que surgió fue encontrar carga que se dirigiera hacia Europa, para compensar los viajes de vuelta de las cajas. Tenían que convencer a sus clientes para que también usaran este medio para llevar su producción.

Así fue como se gestó el proyecto CoolRail, un tren refrigerado que, de momento, conectará València con el puerto holandés de Rotterdam, y que en su viaje de ida llevará frutas y verduras al corazón de Europa y traerá de vuelta millones de envases, en lo que supone un anticipo de lo que puede llegar a representar el Corredor Mediterráneo. Una infraestructura que los impulsores del proyecto están deseando que se complete para reducir el tiempo de transporte y poder establecer nuevos puntos de carga en Alicante, Murcia o, muy especialmente, Almería, la mayor exportadora agroalimentaria del país.

Hasta entonces, tienen que conformarse con salir desde la ciudad del Túria porque las pendientes de los tramos de línea más al sur no permiten composiciones tan largas como las que precisan. Además, el estado actual de las vías les obliga a cambiar completamente de vagones y locomotoras al llegar a la frontera francesa, lo que les hace perder entre 10 y 12 horas por trayecto, que confían en recortar cuando el Corredor sea una realidad.

En un primer momento, la compañía, junto a su socio Shuttelwise, ha programado tres enlaces semanales, con capacidad para 42 contenedores, lo que supondrá sacar de la carretera más de 12.000 tráilers anuales. Sin embargo, desde la firma tienen claro que quieren ampliar esa cifra. «Nosotros solos podríamos llenar 20 trenes de vuelta, ahora la cuestión en conseguir carga de ida», apunta Bartolomé Saro, que recuerda que el ferrocarril supone una reducción de entre un 70% y un 90% de las emisiones de CO2 con respecto al camión.

Una cooperativa

A pesar de ser prácticamente una desconocida para el gran público, Euro Pool System es, en realidad, una de las compañías de mayor facturación de Alicante. El año pasado lo cerró con 175,7 millones de ingresos, un 6,3% más, y unos beneficios de 3,2 millones. Unos resultados que la sitúan en el top 20 de la provincia. El origen de su matriz holandesa hay que buscarlo en los inicios de los años 90, cuando las cooperativas de productores de este país, Bélgica y Alemania decidieron unirse para buscar un estándar que facilitara el transporte de la fruta y la verdura; su exposición en los supermercados, sin necesidad de manipular más el producto; y que, además, fuera reutilizable, de acuerdo con los criterios de la economía circular, ahora tan de moda. Así desarrollaron las cajas que ahora suponen el corazón de su negocio y que son omnipresentes en muchos supermercados, ya sea en su versión original o en las alternativas que han desarrollado sus competidores.

El éxito y el importante volumen de exportaciones españolas les llevó a querer establecerse en el país y apostaron por Bartolomé Saro para poner en marcha la filial. «Sólo les puse la condición de que quería quedarme en Alicante», explica este madrileño afincado desde hace más de 30 años en la «terreta». Dicho y hecho, las oficinas centrales de la filial, en las que trabajan unas 35 personas, acabaron en Agua Amarga, aunque las instalaciones donde se reciben, limpian y distribuyen sus envases estén repartidas por toda España, con centros en Massalavés o Quart de Poblet, en València, además de otros en Murcia, Almería, Bilbao, Madrid, Cataluña o Mallorca, entre otros. También tienen instalaciones dentro de las propias plataformas logísticas de los supermercados que usan sus productos donde, además, recogen los envases de cartón o de poliestireno expandido -las cajas de corcho blanco- para su reciclaje. El grupo tiene otra división -LPR- especializada en palets.

Desde las oficinas de Alicante se gestionan actualmente 350 millones de alquileres anuales de envases, de los que 280 millones corresponden a envíos que se realizan desde España:120 millones al propio mercado nacional y, el resto, para exportación. Pero, además, la delegación alicantina también es la responsable de la contratación en todo el Sur de Europa -Portugal, Italia, Croacia, Grecia o Turquía-, y del resto de países y regiones extracomunitarias donde operan: Centroamérica, Sudáfrica, Marruecos, la India o Nueva Zelanda. Las perspectivas de la firma son de seguir creciendo, a medida que se asienta aún más la economía circular.