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Cuando el coche hace de pila

Enercoop inicia las pruebas de un proyecto europeo para aprovechar la energía almacenada en las baterías de vehículos eléctricos en puntas de demanda

El cargador de vehículos eléctricos que investiga Enercoop. antonio amorós

Uno de los grandes problemas de energías renovables como la solar o la eólica es que las horas de mayor producción no suelen coincidir con las de mayor demanda. Una situación que se agrava por el hecho de que, de momento, el almacenamiento de electricidad a gran escala o no es técnicamente posible o no resulta rentable. Sin embargo, la futura generalización del coche eléctrico podría ayudar a mitigar, en parte, este problema, si se consigue perfeccionar la tecnología necesaria para que los automóviles puedan devolver a la red la energía que guardan en sus baterías mientras no la están utilizando. De esta forma, las compañías podrían echar mano de estas reservas en los momentos de mayor consumo, a cambio, claro está, de una compensación en la factura para sus propietarios.

Es lo que se conoce como V2G (Vehicle to Grid, del vehículo a la red), una posibilidad en la que ya trabajan varias operadoras y que en la Comunidad Valenciana está testando desde hace un mes, por primera vez, el Grupo Enercoop, dentro del proyecto europeo WiseGrid, en el que participan 22 empresas de ocho países de la UE.

«Ahora ocurre al revés, pero, en un futuro, cuando la energía solar se generalice, la electricidad será más barata por el día. Se podrá cargar un coche mientras haya sol y luego aprovechar esa electricidad por la noche», explica el director general de la firma crevillentina, Joaquín Mas. De esta forma, el cliente firmará un contrato en el que, por ejemplo, permitirá a la compañía disponer del 50% ó el 75% de la carga que tenga la batería en caso necesario.

Se trata, en definitiva, de utilizar las nuevas tecnologías para equilibrar las redes. Así, junto a la utilización de las baterías de los coches, el proyecto WiseGrid también analiza otras opciones. Por ejemplo, la utilización de sensores y redes inteligentes que permitan a las distribuidoras reducir la temperatura del aire acondicionado de sus clientes cuando necesite desviar más potencia para otros usos. Claro está, sería también algo voluntario y conllevaría compensaciones, del mismo modo que ahora hay empresas que permiten que les reduzca o les corten la potencia cuando hay picos de demanda. En su conjunto, este proyecto europeo supondrá una inversión de 18 millones, de los que 1,2 millones los ejecutará el grupo crevillentino, que tiene su origen en la Cooperativa Eléctrica San Francisco de Asís.

La compañía, además, pretende poner en marcha un proyecto de autoconsumo colectivo, que será una de las claves para conseguir que el 50% de la electricidad que se consume en esta población proceda de instalaciones solares dentro del propio municipio en el año 2030.

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