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Las cuentas de los hogares

La capacidad de ahorro de las familias españolas se hunde

El auge de los préstamos al consumo, con unos intereses muy altos, alarma al Banco de España en un momento en el que aún persiste una alta temporalidad en el empleo

La tasa de ahorro de los hogares ha caído en los últimos años.

Los españoles han aumentado su deuda con bancos y cajas de ahorros. ¿Un dato alarmante? Para los analistas, no lo es necesariamente. Y eso es por dos razones. Además de que el endeudamiento es un proceso que, bien calculado y conducido, sirve para impulsar el crecimiento económico, los hogares españoles han disminuido de manera considerable las cantidades pendientes con las entidades financieras por créditos hipotecarios. Pero en el otro lado de la balanza se encuentra el hecho de que la deuda derivada de los préstamos al consumo está creciendo de manera sostenida, lo que ha provocado que el Banco de España lance una advertencia a entidades y, en último término, a particulares.

Las familias españolas cerraron el año pasado con la tasa de ahorro más baja desde que comenzó la serie histórica en los años 60

Al crecimiento de estos productos financieros se añade que la tasa de ahorro de las familias ha caído con fuerza en los dos últimos años. Cerró el año pasado en un porcentaje del 4,9%, el volumen más bajo desde mediados de la década de los 60, según las estadísticas que elabora y difunde el Banco de España. Un dato que, en caso de recesión, amenaza con transformarse en un serio riesgo para quienes vean más comprometida su estabilidad laboral. "Los datos analizados en este recuadro muestran que el mercado de crédito al consumo ha contribuido a la recuperación económica de los últimos años, principalmente a través de la financiación del aumento del consumo en bienes duraderos y, en particular, del vinculado con la adquisición de vehículos. Pero, como puso de manifiesto la última crisis, los incrementos rápidos del crédito pueden llevar asociados algunos riesgos futuros para la estabilidad financiera y macroeconómica al elevar la vulnerabilidad de los agentes frente a perturbaciones adversas", advertía ya en los primeros meses de 2018 el regulador en un informe.

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Los préstamos al consumo comprenden volúmenes de crédito que van desde los 200 a los 75.000 euros y están destinados a financiar la adquisición de bienes y servicios como electrodomésticos, automóviles o viajes vacacionales. Los préstamos al consumo disponen de menos garantías de devolución, lo que se suma al hecho de que aún se mantienen las señales de ralentización de la economía española. "La garantía de un crédito al consumo no es un bien como el hipotecario, lo que hay son los propios bienes de quien lo pide. Por eso, en un momento de impago si no hay solución acaba en demanda judicial. El problema para la entidad a la hora de recuperar el dinero es si no tiene ingresos -como ocurrió en muchos casos tras la crisis-, y no se puede recuperar la cantidad", explica Antonio Gallardo, experto de iAhorro.com, comparador de productor financieros.

Los expertos creen que no se puede hablar de una burbuja por el auge de los préstamos al al consumo, pero advierten de que, si prosigue, a medio plazo debería repensarse la situación

Todo ello podría provocar, en caso de que estos créditos sigan creciendo, una situación de riesgo para los particulares que deban hacer frente al calendario de pagos. Los préstamos al consumo han pasado de algo más de 60.000 millones a finales de 2015 a casi 90.000 a conclusión del primer trimestre de este año. Crecen especialmente en los meses previos al verano por conceptos como compra de coches, reforma del hogar, vacaciones y también operaciones de financiación de los estudios del próximo curso. La impresión general de los expertos consultados es que, de momento, no existe un riesgo generalizado de impagos, pero que si esta situación se prolonga dos años más la percepción podría variar. El ritmo de reducción de deuda se ha reducido, como demuestra el siguiente gráfico:

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"Las familias han reducido una parte muy importante de su deuda en los últimos ocho años, sobre todo por créditos hipotecarios. Han extraído lecciones positivas de la crisis", dice Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas. Por el contrario, ha crecido la relativa a los créditos al consumo, cuyos intereses son muchos más elevados que los concedidos para la compra de vivienda. "Oscilan en torno al 6% y el 9%, mientras que para la compra de vivienda están referenciados al Euríbor más un porcentaje que va del 0,65% al 1%", explica Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas de España.

Las entidades financieras, en un momento de reducción de negocio hipotecario y alta competencia de las tecnológicas, potencian los préstamos al consumo

El crecimiento de los préstamos al consumo se justifica por una demanda latente pero que había quedado paralizada por la prioridad que muchas familias otorgaron a resolver sus créditos hipotecarios y por el ánimo de las entidades en volcarse en estas líneas de negocio, mucho más beneficiosas para su cuenta de resultados por los intereses. "Las entidades están propiciando que se pidan y se concedan ese tipo de préstamos, los están dando con mucha facilidad", indica Pedraza, que sostiene que "la banca lo está pasando mal" por la rebaja de resultados por negocio hipotecario y, al mismo tiempo, por la competencia de las 'fintech' y los gigantes tecnológicos, que están dando grandes pasos para ejercer también funciones financieras. "Los bancos piden la nómina y, en todo caso, una garantía de parientes o amigos, pero no de bienes raíces, como propiedades inmobiliarias. La media de créditos fallidos para la banca es escasa y se compensa con los tipos de interés tan altos que se cobran en los que sí se devuelven", subraya el analista del Consejo General de Economistas.

No sobrepasar más de un tercio de los ingresos a saldar deuda

Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, observa que el proceso de desendeudamiento de las familias prosigue -"se siguen devolviendo más préstamos que los que se conceden"-, pero al mismo tiempo constata que se ha producido una ralentización en el mismo. Las familias endeudadas dedican una media cercana al 40% de sus ingresos mensuales a hacer frente a préstamos y créditos -incluidos los hipotecarios-, cuando la recomendación general de expertos y organismos es que no sobrepase el 33%. "A corto plazo va a continuar ese endeudamiento. La fortaleza del consumo de las familias españolas es el pivote del crecimiento actual", indica Carbó. "Ha tomado el relevo a las exportaciones en el crecimiento del PIB", añade Pedraza.

La alta temporalidad del mercado laboral española y las señales de ralentización a nivel internacional pueden convertirse en riesgos a la devolución de estos préstamos

Pero ese pilar se enfrenta a amenazas. El principal, la alta temporalidad en el mapa de contratación del mercado laboral español, que continúa en índices muy elevados -casi el 27% a finales del año pasado- pese al crecimiento de la economía del país. Y no es la única señal. Se mantienen los precios bajos del petróleo, una circunstancia beneficiosa, pero existen incertidumbres cuya advertencia es cada vez más frecuente: guerra comercial Estados Unidos-China-Brexit o crisis del sector financiero en Italia son algunas de ellas, subraya Antonio Gallardo, de iAhorro.com.

Ante toda esta situación, el Banco de España lleva meses advirtiendo a las entidades para que contengan su exposición a posibles riesgos, lo que se está traduciendo en una línea de actuación más restrictiva en cuanto a la concesión de préstamos. "A día de hoy no veo riesgo de burbuja, pero si entráramos en recesión la situación sería distinta. Pero si sigue dándose una desaceleración en un año todos deberíamos ser más cautos", resalta Santiago Carbó.

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