«No me gustaría que el nuevo gerente de la Cámara de Comercio de Alicante tuviese un marcado perfil partidista, y así se lo vamos a transmitir al presidente». En estos términos se pronunciaba el conseller de Economía, Rafa Climent, en la entrevista publicada ayer por INFORMACIÓN. Era la respuesta que daba a la pregunta de si iban a cambiar las relaciones de su departamento con la institución cameral, tras la marcha del ya exgerente, Carlos Mazón, para presidir la Diputación de Alicante. Con esa contestación, además, revolvía la Cámara y provocaba opiniones encontradas. Unos hablaban simple y llanamente de injerencia política. Otros directamente quitaban hierro, bien porque entendían esta situación como parte del juego político -Carlos Mazón está en las filas del PP; Rafa Climent, en Compromís-, bien porque desde el Economía llevaban cuatro años sin ocultar los recelos que le generaba el exgerente por su afiliación política. Los más, sea como sea, abogaban por elegir a una persona con un perfil totalmente «apartidista» en caso de que finalmente se opte por cubrir la plaza, tras la salida, aunque con una excedencia, de Carlos Mazón.
Precisamente el núcleo más cercano a Mazón era el que más beligerante se mostraba con Climent, que, cierto es, en ningún momento le llegó a nombrar ni hubo una valoración directa hacia su gestión. Otra cosa es que lo que se podía interpretar. Le afeaban que no se hubiera limitado a darle las gracias por los servicios prestados, le acusaban de tratar de meter mano en la Cámara, pese a que la decisión última es del pleno, y atribuían esas declaraciones al «despecho» por ver cómo la Diputación seguirá en manos del PP. Por su parte, los que se situaban en el otro extremo, alegaban que manifestaciones de este tipo eran de esperar, sobre todo porque en estos últimos cuatro años ya habían ido llegando mensajes a la Cámara de las desconfianzas que generaba el exdirector general, aunque públicamente las relaciones eran más o menos cordiales. Ahora bien, motivaciones al margen, en determinados círculos la respuesta del conseller se vio como un «cortafuegos». Podía llegar a frenar el nombramiento de alguien cercano a algún partido. Hay quien incluso citó al exvicepresidente de la Diputación, el popular Carlos Castillo, retirado de la primera fila política.
El conseller, no obstante, ayer se mantuvo firme. «En ningún momento he tratado de marcar lo que debe hacer la Cámara. El Botànic I, la Conselleria de Economía y este conseller han sido los menos intervencionistas que ha habido. Siempre hemos dejado que ellos decidan y nos hemos limitado a colaborar», indicaba, para, acto seguido, añadir que «lo único que he hecho es dar mi opinión, al decir que, si se decide que haya un nuevo gerente, no me gustaría que tuviese un perfil partidista, aunque será el pleno quien decida». Una opinión que fundamentaba en la trayectoria de Mazón: «Es evidente que antes era del PP y se ha demostrado que ahora también», sentenció.
Mientras tanto, el propio Carlos Mazón se decantaba por la contención, hasta el punto de que se limitó a decir que « de los temas de la Cámara no quiero pronunciarme. Solo me gustaría mostrar mi profundo agradecimiento a Climent y a todo su equipo por su magnífica colaboración en estos cuatro años».
Finalmente, el presidente de la Cámara de Comercio, Juan Riera, le quitó importancia a este episodio, e incidió en que serán el comité y el pleno quienes decidan si se cubre la plaza y quién es la persona elegida. Eso sí, hizo hincapié en que «la Cámara siempre ha sido apolítica, aunque de aquí hayan salido políticos, y, por eso, si se decide cubrir el puesto, se tendrán en cuenta criterios de eficacia, eficiencia y competencia, y que no tenga ninguna posición política».
