València ha sido esta semana la sede de la asamblea anual del Consejo Internacional del Juguete, una cita a la que han asistido representantes de 15 países, que han analizado los nuevos retos comunes a los que se enfrenta la industria. Entre los participantes se encontraba el presidente del organismo, Miguel Ángel Martín, gerente de la empresa mexicana Industrias Plásticas Martín.

P La reunión del Consejo Internacional del Juguete se ha celebrado en un momento especialmente convulso por las incertidumbres que presentan los mercados, muy pendientes de la guerra comercial entre EEUU y China...

R Es cierto que estamos atravesando por una época complicada, porque las cuestiones políticas globales nos afectan a todos los sectores. Pero suceda lo que suceda, la realidad es que para el juguete existe un mercado de 96.000 millones de dólares anuales al que se tendrá que dar respuesta, y nuestra obligación es estar debidamente preparados para captar a los consumidores con nuestros productos.

P ¿Uno de los factores que más están contribuyendo a la desestabilización son las políticas del presidente estadounidense Donald Trump

R En México, y lo puedo decir por experiencia, lo estamos sufriendo en nuestras propias carnes, y el problema es que no tenemos la fuerza suficiente para poder negociar como sí la tiene China. En dos días, con el tema de los aranceles, hemos tenido que aceptar cuestiones que no son saludables para mi país. El problema radica en que las políticas de Trump son impredecibles y de carácter personal, porque dependen de cómo se levante ese día. Pero los mercados están ahí y buscarán sus salidas naturales como si de un río se tratara. Vivimos tiempos paradigmáticos.

P En la asamblea han analizado los principales retos a los que se enfrenta el sector juguetero. ¿Cuál es el principal?

R Sin duda, el principal reto de la industria juguetera es adaptarse a lo que piden los nuevos consumidores, los padres millennials. Las tendencias de compra están cambiando muy rápidamente, y estamos viendo que ahora hay unos padres mucho más informados y también comprometidos con cuestiones como el medio ambiente. Piden artículos con materiales reciclados, con elementos textiles y de madera, y todo ello sin olvidar los componentes tecnológicos, porque estamos en la era de la tecnología, de los teléfonos, de las consolas. Pues es a todo eso a lo que estamos obligados los jugueteros a dar respuestas, sin olvidar cuestiones como los valores educativos y también del juego.

P ¿Y el sector se halla en el buen camino o todavía tiene mucho por recorrer?

R El sector es completamente consciente de lo que se juega en este apartado, y de que hay que estar innovando continuamente. Un juguete tradicional se convierte en una pieza de museo de un año para otro si no se adapta a las nuevas exigencias de los mercados. Y por eso la industria tiene que invertir en equipos de diseñadores y psicólogos, para saber lanzar el producto adecuado en el momento adecuado. Como decía antes, hay un mercado de 96.000 millones de dólares que nos está esperando. Y para ello también es cierto que necesitamos la colaboración de las administraciones, sobre todo en temas como las regulaciones, que no siempre son las adecuadas ni están bien fundamentadas.

P ¿Llegará un momento en el que se logrará terminar con las falsificaciones?

R Ese es el otro reto fundamental, y para ello, más allá de que las autoridades competentes continúen haciendo su trabajo, nosotros tenemos que aliarnos con otros sectores para promover campañas de concienciación entre los consumidores. Tenemos que hacerles ver si vale la pena correr riesgos incluso para la propia salud de los niños por ahorrarse uno a dos euros.