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De la cooperativa de crédito a la cooperativa de datos

Nuria Oliver reivindica la necesidad de aplicar criterios éticos como los de las cajas rurales a la inteligencia artificial

De la cooperativa de crédito a la cooperativa de datos

La ingeniera en Telecomunicaciones y una de las mayores expertas en nuevas tecnologías del país, Nuria Oliver, fue la responsable de la ponencia principal durante el acto del centenario de Caja Rural Central, con una intervención que aprovechó para reclamar la aplicación de principios éticos al desarrollo de la inteligencia artificial, que calificó como el corazón de la revolución digital que vivimos en estos momentos. Unos principios que asemejó a los que aplican las cooperativas de crédito en el sector financiero.

«Reconozco que tengo preocupación por el impacto que puede tener la tecnología en nuestras vidas, que no siempre es necesaria mente positivo, y me pregunto si no nos encontramos ante una crisis social con base tecnológica causada por motivos similares a los que provocaron la crisis financiera de 2008», apuntó la científica. Una preocupación que viene, sobre todo, por la concentración en unas pocas manos -las grandes compañías tecnológicas como Amazon, Google o Facebook- de los «datos», la principal fuente de riqueza en este nuevo mundo, de la misma forma que la propiedad de la tierra lo fue tras la revolución agrícola. «Si queremos maximizar el impacto positivo del desarrollo tecnológico, necesitamos un nuevo modelo de propiedad y gestión de los datos. La regulación europea puede ser un ejemplo pero su aplicación es muy compleja, como muchos aquí saben», afirmó, dirigiéndose al auditorio.

Con relación a lo anterior, apuntó que ya ha surgido el concepto de «cooperativas de datos», donde los participantes comparten su información para desarrollar tecnología justa. Una tendencia en la que se enmarca la iniciativa Data-Pop Alliance impulsada por universidades americanas como Harvard o el MIT y de la que forma parte Oliver. Igualmente, la ingeniera explicó que también hay otro movimiento para crear un marco ético para el desarrollo de la inteligencia artificial basado en cinco pilares resumidos en el acrónimo FATEN, por sus siglas en inglés. Este movimiento exige que las aplicaciones de estos avances sean justos y no discriminen a nadie (Fairness), que mantengan la autonomía del ser humano para tomar decisiones sin interferencias; que generen confianza y sean transparentes; que se fomente la educación para que nadie quede excluido; y que no perjudiquen ni se usen para hacer el mal a otras personas.

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