- ¿Cómo ve la economía española y europea? ¿Ve motivos de preocupación?

Después de años de crecimiento generalizado, en los últimos meses la mayoría de indicadores económicos han dado ciertos signos de desaceleración. Sin embargo, los datos que estamos conociendo se han estabilizado y a día de hoy no vemos ningún indicio que nos haga pensar en un parón económico brusco en el futuro más cercano.

- Los niveles de volatilidad, en general, han aumentado. ¿Cómo afecta esta tendencia a las estrategias de inversión?

La volatilidad la podemos ver como un enemigo para el inversor, pero también como un aliado, en el sentido de que en entornos volátiles es precisamente donde aparecen las mejores oportunidades de inversión en renta variable para inversores pacientes y con orientación de largo plazo.

En BBVA tenemos esta segunda visión, y aunque siempre procuramos ser prudentes y conservadores en las inversiones, tenemos claro que en entornos volátiles es precisamente donde más puede brillar una gestión activa consistente y orientada al largo plazo.

- Debido a esta volatilidad, ¿usted está a favor de la diversificación o de la concentración a la hora de invertir?

La diversificación es fundamental para controlar el riesgo de una cartera, pero como toda virtud, llevada al exceso puede convertirse en un defecto, al diluir en exceso las mejores ideas de inversión de una cartera y al reducir el tiempo de análisis que se puede dedicar a cada una.

Nosotros siempre buscamos un grado de diversificación óptimo que alcance un equilibrio entre la contención del riesgo y la exposición a nuestras apuestas de mayor convicción con un análisis riguroso detrás. En nuestros fondos BBVA Bolsa Europa, BBVA Bolsa Euro, BBVA Bolsa y BBVA Bolsa Plus tenemos carteras de entre 35 y 40 valores conocidos y analizados en profundidad, que creemos que ofrecen este equilibrio.

- ¿Cuáles son los sectores que mejor comportamiento están teniendo en los últimos meses? El sector inmobiliario parece estable…

En los últimos meses se han producido divergencias entre sectores de una magnitud que llevábamos años sin observar. Por ejemplo, en el caso de inmobiliarias españolas, es cuanto menos sorprendente que los precios de los activos que venden las compañías han encadenado años de subidas, y sin embargo las propias inmobiliarias acumulan caídas importantes en ese mismo período, con descuentos cercanos al 30% sobre el valor de tasación de sus activos.

También muchas compañías cíclicas han caído de forma abrupta sin un deterioro exagerado de sus beneficios. Creemos que este mercado tan divergente genera muchas oportunidades para el inversor paciente, pero para poder aprovecharlas es fundamental un adecuado control del riesgo, y sobre todo un equipo capaz de analizar en detalle cada una de las compañías en cartera, ya que una compañía castigada o barata no tiene porqué ser necesariamente una buena inversión.

- ¿Dónde están las mayores oportunidades si tuviéramos que apostar por algún sector o alguna compañía?

Como he dicho antes, vemos oportunidades muy buenas en sectores muy castigados recientemente, como los autos, el inmobiliario o algunos nichos industriales. Sin embargo en estos sectores también hay numerosas compañías y modelos de negocio con problemas estructurales muy relevantes (por ejemplo disrupciones), y por tanto es imprescindible un análisis pormenorizado de cada compañía.

Aunque siempre es importante, en entornos de mercado como este es cuando más importancia adquiere el estudio detallado y el análisis de cada compañía de la cartera.

- ¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrenta la economía europea?

No creo que los riesgos más relevantes a los que se enfrenta la economía europea sean significativamente distintos a los que hemos tenido en los últimos años. La demografía, los avances en la integración económica, la adecuación de las políticas monetarias y el auge de los populismos son quizás los factores que creo que hay que vigilar a largo plazo, y ninguno de ellos eran desconocidos hace uno, dos o tres años.

- ¿Cuáles son los países más «seguros» de la UE a la hora de invertir?

Todos sabemos que hay economías que a lo largo de los años se han mostrado más robustas y otras que han dado mayores signos de debilidad ante períodos de crisis. Sin embargo considero que a la hora de invertir en renta variable lo relevante es analizar los factores de riesgo específicos de cada empresa y de los mercados en los que opera.

Por ejemplo, estaremos de acuerdo en que la economía alemana es la locomotora europea, pero eso no excluye que muchas compañías alemanas en determinados sectores se enfrenten a amenazas relevantes. En cambio podemos encontrar en países periféricos compañías gestionadas de manera excepcional, diversificadas geográficamente y ofreciendo unos retornos a largo plazo a sus accionistas estables y robustos.

- Y en activos, ¿cuáles son los más interesantes?

Es una pregunta difícil porque no hay una respuesta concreta, depende de nuestro perfil como inversores y sobre todo de nuestro horizonte temporal. Lo que tenemos que pensar es que si el dinero lo invertimos con vistas a rescatarlo en más de tres años (o idealmente más de cinco), el mejor activo siempre ha sido la renta variable.

Conforme alargamos el plazo mayor es esa diferencia y menos relevante es el momento de entrada. Dicho esto, para un inversor que necesite esos ahorros a menos de tres años seguramente la volatilidad de la renta variable no sea en absoluto aconsejable. Lo importante es que cada ahorrador tenga claro su horizonte temporal, y una vez conocido sea capaz de invertir en consecuencia, sin asumir volatilidades excesivas para sus ahorros de corto o medio plazo, pero sin renunciar de manera innecesaria a retornos mucho más elevados en sus inversiones de largo plazo.

- Ante esta situación, ¿qué recomendaría a los inversores: renta variable o renta fija?

En un entorno como el que tenemos, con unos tipos de interés próximos a cero y en niveles que no habíamos visto en décadas, parece evidente que el perfil de retorno es mucho más atractivo en renta variable.

Sin embargo el inversor en renta variable debe tener claro que el precio que paga por esa rentabilidad mayor es aceptar mayor volatilidad, y que por eso su horizonte temporal debe medirse en años y no en meses.