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Reportaje Medios de pago

El cepillo electrónico se extiende por las iglesias alicantinas

Ya son tres las parroquias de la provincia que cuentan con los dispositivos ideados por el Sabadell para que los feligreses puedan realizar donaciones con sus tarjetas de crédito «contactless»

Un detalle del dispositivo. david revenga

La Iglesia Católica no es una institución a la que le gusten demasiado los cambios pero ni siquiera una organización tan inamovible ha logrado resistirse al imparable avance de los pagos con tarjeta que, desde hace ya un par de años, superan en España a la retirada de dinero en efectivo de los cajeros. Hasta tres parroquias de la provincia -en Dénia, Xàbia y Finestrat- han instalado ya cepillos electrónicos o atriles -como prefieren llamarlos sus impulsores- para que sus feligreses o cualquiera que acuda a visitar el templo pueda realizar sus donativos cómodamente, mediante su tarjeta «contactless». Y sí, como ocurre en los comercios, quienes optan por este sistema acaban dejando más dinero que aquellos que prefieren continuar con las monedas.

La iniciativa no partió de ninguna parroquia ni Obispado ni nadie de la estructura eclesial, sino del Banco Sabadell, que el año pasado decidió poner en marcha una división especializada para atender a sus clientes de las instituciones religiosas. «Detectamos que había una necesidad en este terreno. Cada vez hay menos sucursales, menos cajeros y se paga más con tarjeta. Decidimos ver qué podíamos hacer en este sector», señala su responsable, Santiago Portas.

Tras analizar cómo estaba la situación en otros países, el resultado fue la creación de un dispositivo que aúna, por un lado, un terminal TPV, como el que puede haber en cualquier establecimiento, para las donaciones telemáticas y, a su lado, una caja para quien prefiera seguir con las monedas. «Yo creo que ése ha sido el acierto, el mantener la posibilidad de los donativos físicos junto al pago con tarjeta para abarcar a todos los públicos», señala el ejecutivo, que recalca que no se trata de un servicio con el que el banco vaya a hacer caja -sólo cobra una cuota de siete euros mensuales más las tasas de intercambio que se aplican los bancos por estas transacciones-, sino «un producto de valor añadido y de vinculación». Es decir, una forma de acercarse y de dar un mejor servicio a los clientes de este segmento. No obstante, también dejan claro que los atriles de donativos pueden ser útiles para ONG de todo tipo o, por ejemplo, para que las empresas los incluyan en sus instalaciones como parte de su política de Responsabilidad Social Corporativa. De hecho, ya se han utilizado en conciertos benéficos, mercadillos y hasta belenes solidarios. «Hay más de 30.000 instituciones del denominado tercer sector en España», afirma el ejecutivo para mostrar el potencial.

De momento, en toda España ya son 160 los dispositivos en marcha. Los primeros se instalaron en templos significativos, como la catedral de La Almudena de Madrid o la basílica de València. De hecho, el arzobispado del «Cap i casal» ha sido uno de los que más entusiasmo mostró por la iniciativa y lo recomendó a sus parroquias. Fue así como llegaron los primeros a la provincia de Alicante, a aquellos municipios que dependen de la sede episcopal valenciana. En concreto, a las parroquias de San Antonio de Padua, de Dénia, y la de Nuestra Señora de Loreto, de Xàbia.

«Nos llegó la propuesta y nos pareció que podía ser una buena idea. A esta iglesia viene mucha gente, somos la más visitada de toda la Marina Alta y vienen muchos extranjeros, que en su país ya tiene esta costumbre de hacer donativos con tarjeta», explica el párroco de este último templo, Fernando Mañó, donde el cepillo electrónico lleva ya unos meses instalado. «Es un servicio más», señala el sacerdote, que reconoce que «se recoge más dinero» aunque recuerda que los donativos en el templo son sólo una de las vías por las que se financian las parroquias. En su caso, el terminal se ha programado para que se puedan realizar donaciones de 1, 5 y 15 euros, aunque se pueden poner otras. La idea es que no superen los 20 euros para que no sea necesario el PIN y las donaciones sean ágiles. Por el mismo motivo, se usa el «contactless».

Evitar los robos

En Finestrat fue el responsable de la sucursal del Sabadell quien informó al titular de la parroquia de San Bartolomé, Vicente Castaño, de la existencia de estos atriles. «Tenemos que financiar unas obras muy importantes en la iglesia y decidí poner una urna para recoger dinero pero la robaron y puse una especie de caja fuerte, que no quedaba muy bien. Así que la idea me pareció fantástica», explica Castaño. Hace sólo unas semanas que lo instalaron así que ahora está con la tarea de explicarle a los posibles donantes cómo funciona.

A pesar del poco tiempo transcurrido, Castaño es un entusiasta de la iniciativa, hasta el punto de que esta misma semana ha recomendado al resto de parroquias de su vicaría -que comprende Benidorm y La Vila- que lo adopten. Así, pronto podrían ser más las iglesias de la provincia con estos atriles. «Nuestros clientes suelen convertirse en nuestros mejores comerciales», reconoce el director de Instituciones Religiosas del Sabadell.

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