El que fuera presidente de la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos de España y actual máximo responsable de la Institución Ferial Alicantina (IFA), José Luis Gisbert, se retira definitivamente del negocio familiar y cede el control de su empresa a su hijo y su yerno. Así, lo confirmó a este diario el propio Gisbert después de que el Boletín Oficial del Registro Mercantil publicara ayer su cese como administrador único de la sociedad Hela2 José Luis Gisbert SL y su sustitución por un consejo de administración en el que, eso sí, el también miembro del comité de la Cámara de Comercio de Alicante se mantendrá como presidente no ejecutivo.
También formarán parte de este órgano su mujer Verónica Perales, que será vicepresidenta, mientras que como consejeros constan Guillermo Gisbert y Pedro Javier Coloma, que serán, además, consejeros delegados mancomunados. Este relevo al frente de la compañía familiar no afectará a los cargos que el empresario ostenta en las citadas instituciones, a las que ahora podrá «dedicar más tiempo», según apuntó el propio Gisbert.
El heladero ya se había acogido a una jubilación parcial cuando cumplió los 65 años y ahora, con 69, ha decidido ceder definitivamente el testigo a las nuevas generaciones. Asegura que lo hace satisfecho de dejar un negocio «saneado y sin deudas» a sus descendientes y al que le ve mucho futuro. «Hay más heladerías que nunca, así que la cosa debe ir bien para el sector», recalca.
Hela2 José Luis Gisbert cuenta con un obrador en el polígono de El Pla de la Vallonga, donde produce los helados que vende en sus propios establecimientos y que también distribuye a otros locales de hostelería. La compañía cuenta con dos heladerías propias, una en Sant Joan, a la entrada del pueblo, y otra en Aspe. Además, el propio Gisbert sigue siendo titular de la popular heladería La Ibense, en una de las calles más céntricas de la capital de la provincia.
Según las últimas cuentas depositadas por la mercantil en el registro, en el año 2017 logró unos ingresos de explotación cercanos a los 420.000 euros y unos beneficios finales de más de más de 32.000 euros.
Originario de Ibi, aunque se mudó muy pronto a Alicante, José Luis Gisbert llegó al negocio de los helados por herencia familiar, ya que tanto sus abuelos paternos como los maternos se dedicaban ya a esta profesión. La empresa como tal la fundó su padre, según relata.
La familia también tuvo establecimientos en Torrevieja y, durante un tiempo, llegaron a regentar heladerías en Córdoba, hasta que se asentaron definitivamente en Alicante.
Fue a finales de los años setenta cuando abrió La Ibense que, inicialmente, se encontraba en la calle Mayor hasta que, posteriormente, se trasladó a su ubicación actual, en el entorno del Teatro Principal de Alicante. Del mismo modo, hace 16 años decidieron cambiar las instalaciones donde la firma elabora los helados que comercializa desde el antiguo obrador que tenían en El Pla -que ya no reunía «las condiciones adecuadas», señala Gisbert- hasta su emplazamiento actual.
Carrera asociativa
El empresario se interesó pronto por el mundo asociativo y en los años ochenta entró en la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea). Se hizo cargo de la presidencia de esta organización en febrero de 1999, justo cuando la UE acababa de rechazar que se protegiera la denominación de helado artesanal, y permaneció como su máximo responsable hasta febrero de 2017. Desde esta posición impulsó la innovación en el sector, por ejemplo, mediante la diversificación de sabores. También la formación, donde destaca la puesta en marcha del Curso de Experto en Elaboración Artesanal de Helados en la UA.
Como presidente de Anhcea, Gisbert también ocupó cargos destacados en la desaparecida patronal alicantina Coepa o en Cepyme, entre otras organizaciones. El último de ellos es la presidencia de la Institución Ferial Alicantina (IFA), donde sustituyó a Manuel Román en mayo de 2016.
Durante todo este tiempo ha estado compatibilizando su labor institucional, en la que continuará, con el negocio familiar, que ahora deja en manos de su hijo y su yerno. El gran reto para ellos seguirá siendo vencer la estacionalidad del negocio, algo que en parte se ha logrado gracias a mantener las heladerías funcionando como cafeterías el resto del año.
