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Pendientes de EE UU y de China

La guerra comercial entre las dos primeras potencias amenaza las ventas de los principales sectores exportadores alicantinos en dos mercados prioritarios

Pendientes de EE UU y de China

La nueva escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China mantiene en vilo a los exportadores alicantinos. De momento, ya está generando una «gran incertidumbre y falta de perspectivas a corto y medio plazo en dos mercados prioritarios para sectores de la provincia, como puede ser el del calzado», que, además, ha ido incrementando su cuota de mercado en China en los últimos años, según advertía la presidenta de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (Avecal), Marián Cano. Una inquietud que también comparten otras industrias principales alicantinas como el juguete o el mármol. Pero el gran temor es que la tensión entre las dos primeras potencias se traduzca en una reducción de sus ventas a ambas áreas, donde el pasado año la provincia exportó productos por valor de más de 365,2 millones, en el caso de EE UU, y de 114,3 millones, en el del gigante asiático.

Además, el país que dirige Trump es el cuarto mercado para la provincia y viene registrando destacados aumentos los últimos años. Por su parte, el que gobierna Xi Jinping cerró 2018 ocupando la décima posición entre los principales clientes de la provincia, pese a que sus compras habían bajado un 11%.

Cuestión de aranceles

Una contracción del comercio internacional suele ser la consecuencia más inmediata de las guerras comerciales por las medidas proteccionistas. Una «mala noticia», según los expertos y representantes empresariales, porque, si se intensifican más las rigideces entre EE UU y China, el efecto indirecto es una caída del crecimiento de las economías en todo el mundo y de sus volúmenes de producción. Un escenario que puede llegar a enfriar la demanda mundial, lo que se uniría a los actuales síntomas de desaceleración sobre los que ya alertan los organismos internacionales. Y en este contexto, sectores provinciales y de la Comunidad que en los últimos años estaban experimentando un importante incremento de ventas al gigante asiático «pueden verse perjudicados», ya que, si se ralentiza más la economía china, el país reduciría sus importaciones, por lo que bajaría la demanda de los productos alicantinos y autonómicos en este caso, advierten desde la Cámara de Comercio valenciana.

Mientras los representantes de ambos países prosiguen las negociaciones, lo cierto es que Pekín ya ha advertido de que replicará a los últimos aumentos arancelarios anunciados por el presidente norteamericano, Donald Trump, con gravámenes a las importaciones estadounidenses, a partir del próximo 1 de junio, por valor de 60.000 millones de dólares. Una respuesta a las tarifas arancelarias por valor de 220.000 millones de dólares impuestas a los productos chinos por parte del Gobierno estadounidense.

Ignacio Jiménez Raneda, catedrático de la Universidad de Alicante (UA), e integrado en el departamento de Fundamentos del Análisis Económico, insistía en que en todas las épocas las guerras comerciales «son nocivas y perniciosas» y, si las políticas proteccionistas son persistentes, «no benefician a nadie, ni a quienes las aplican», ya que sus consumidores serían los paganos al encarecerse las importaciones. En este mismo aspecto abundaba José Manuel Casado, investigador del departamento de Análisis Económico Aplicado de la UA y miembro del Instituto de Economía Internacional de esta misma Universidad.

El experto advertía, además, de que una batalla entre ambos gigantes a mayor escala «podría afectar significativamente tanto a la economía estadounidense como a la china, y eso se traduciría en una menor demanda de importaciones, que podría terminar afectando a las empresas exportadoras de otros países», en este caso, de España y, por tanto, de Alicante. Por su parte, tanto Marián Cano como el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Juan Bautista Riera, incidían en la «preocupación» con que vive el sector exterior alicantino las tensiones comerciales entre los dos gigantes, porque, aun sin detectar todavía efectos inmediatos, «solo hace que generar desconfianza», al contrario de lo que produce un escenario comercial internacional estable, subrayaba Juan Riera.

Bajadas bursátiles

Tanto Jiménez Raneda como el mandatario de la Cámara subrayaban, además, que los últimos episodios de esta batalla comercial de réplicas y contrarréplicas sobre el aumento de aranceles para determinados productos ya han tenido un reflejo que no se puede dejar de tomar en cuenta, como son los descensos de las bolsas de valores. «Estas son las que evalúan las expectativas de la economía», advertía Jiménez Raneda. Y si esta situación se prolongase, podrían estar avisando del riesgo de un enfriamiento de las economías, insistía el experto.

Para el calzado, principal exportador a ambos mercados, «la crisis comercial desatada entre EE UU y China supone una contracción del comercio exterior, a nivel generalizado. Para cualquier exportador, como lo es calzado, se trata de una mala noticia», subrayaba Cano. Especialmente, porque ambos países han conformado un escenario, desde el primer momento, en el que está imperando el principio de acción-reacción, «donde la Unión Europea, también, ha sufrido el incremento de gravámenes en determinados productos por parte de EE UU», añade la presidenta de Avecal. La subida de tasas a las aceitunas negras españolas que decidió el presidente norteamericano hace unos años fue uno de los primeros avisos. Pero hace apenas un mes, distintos medios publicaban la posibilidad de que EE UU aplicara gravámenes adicionales a la UE por los subsidios a Airbus.

¿Y si Trump mira a la UE?

La lista preliminar que se publicó entonces, además de incluir material de componentes de aviones, aludía a quesos, frutas, aceite de oliva, ropa, cerámica o cristal. Si bien esta amenaza aún no se ha concretado. Los representantes sectoriales temen que una vez acabada la tensión con China, Trump acabe dirigiendo directamente sus medidas proteccionistas a la Unión Europea. Expertos como Casado también apuntaban que si su política de aranceles acabara provocando aumentos en la inflación de EE UU «inducirían, a su vez, a un endurecimiento de la política monetaria que tendría repercusiones en otros países, especialmente en las regiones emergentes como Latinoamérica, que, de nuevo, es un mercado relevante para muchas empresas españolas», apuntaba el investigador.

Desde la patronal del calzado consideran que si la Organización Mundial del Comercio (OMC) no pone fin a esta escalada, «se generarán efectos negativos en el comercio internacional». Marián Cano insiste en que tanto China como Estados Unidos «son dos clientes importantes. De hecho, fuera de la Unión Europea, «son dos de las áreas geográficas que mayor crecimiento en exportaciones de calzado español experimentaron el pasado año, con un aumento del 32% en valor, en el caso de China». Un avance que incluso supera Alicante, ya que desde la provincia, el pasado año se envió al gigante asiático calzado por valor de 49,4 millones de euros, una cifra que representa un 38,7% más que el año anterior, según las estadísticas de las Cámaras de Comercio.

El calzado avanza en China

El sector zapatero se ha convertido en los últimos años en la punta de lanza del sector exterior alicantino en el país asiático, tomándole el relevo a la industria del mármol, que ha ido viendo descender poco a poco sus ventas al gigante asiático, sobre todo el material en bruto, debido a la ralentización de la economía asiática. Los últimos datos de exportación del pasado año reflejan una caída de casi del 50% de sus ventas de bloques de piedra natural a China. Desde la patronal sectorial Mármol de Alicante miraban, igualmente, con preocupación el nuevo episodio de tensión comercial entre EE UU y China, sobre todo porque el gigante asiático ha sido y es uno de sus principales clientes y temen un mayor receso de sus ventas. No obstante apuntaban que en este tipo de situaciones también puede producirse un efecto de oportunidades, lanzaba el presidente de la asociación, David Beltrá. «El único efecto positivo en esta circunstancia tan negativa es que si EE UU penaliza las exportaciones de China de mármol, Estados Unidos decida proveerse de España, en este caso de mármol elaborado de Alicante. Aunque tampoco compensaría la drástica bajada de los envíos de la materia prima al gigante asiático», añadía.

Mejor el libre comercio

Los últimos datos de los que dispone la patronal, en los últimos meses se ha registrado un incremento del 8% de la piedra natural manufacturada a Estados Unidos. También son conocedores de que con motivo de la guerra comercial entre las dos potencias, el país de Trump está importando cuarzos de Italia y Estados Unidos. «Y si se siguiese en esa estela, nos podría ocurrir lo mismo con el mármol», señalaba Beltrá, quien, no obstante, incidía en que el mejor escenario es el del libre comercio que ofrece estabilidad a los exportadores y también a los inversores.

Estas desviaciones de exportaciones que pueden provocar la guerra comercial entre los dos gigantes, también puede darse para otros productos europeos y alicantinos, ya sea el calzado, el juguete y otros, en el caso de que Estados Unidos necesite abastecerse de productos que ha vetado con aranceles a China.

Entre otros, podrían encontrarse los casos del calzado o del juguete. Sin embargo, no parece que podría ocurrir lo mismo con el sector hortofrutícola. Pese a que sus volúmenes de exportación a China son muy pequeños, vienen registrando avances anuales.

Una batalla que puede encarecer Apple y sus iPhones

Los nuevos aranceles que el presidente de EE UU, Donald Trump, quiere imponer a las importaciones chinas podrían poner en aprietos al gigante tecnológico Apple, ya que la mayoría de sus cadenas de montaje para los celulares iPhones se encuentran en China. Hasta ahora, Apple casi no ha sufrido los estragos de la disputa comercial y, de momento, los gravámenes solo han afectado a circuitos electrónicos y chips para computadoras. No obstante, si el presidente estadounidense, finalmente, tasa todas las importaciones de productos chinos, el impacto para los iPhones -cuyas partes se unen en China- podría ser enorme y la compañía tendría que elevar el precio de los celulares o absorber el coste y disminuir sus beneficios. La empresa de la manzana mordida depende económicamente de China, Hong Kong y Taiwán, donde efectúa un quinto de sus ventas, de manera que Apple se encontraría en una situación de vulnerabilidad si el Ejecutivo chino decide tomar represalias contra EE UU por los nuevos aranceles.

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