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Los retos del ladrillo

La construcción crece con déficit de albañiles y urge más formación

El sector alicantino consolida la recuperación de la actividad, pero tiene dificultades para encontrar trabajadores de oficios tradicionales y cualificados. Pide más cursos para afrontar el rejuvenecimiento de la mano de obra y atraer a los jóvenes

Las grúas de la construcción han vuelto al paisaje urbano de la provincia, tras la etapa de crisis. Antonio Amorós

La construcción abandonó hace ya unos años la travesía por el desierto que representaron los diez años de crisis. Ya a partir de 2014, inició un nuevo ciclo de recuperación, que ejercicio a ejercicio está consolidando en actividad y empleo, tanto a nivel nacional como provincial. De hecho, las 7.532 viviendas nuevas que se iniciaron en 2018 en Alicante representaron un crecimiento del 17% con relación al año anterior. Y de las 6.566 empresas de la construcción que estaban operativas en abril de hace un año, se ha pasado actualmente a las 6.843. Es decir, un 4,2% más. Paralelamente, el número de trabajadores dados de alta en el sector también ha registrado un destacado aumento del 10,8%, según los datos facilitados por la Federación de Empresas de la Construcción de Alicante (Fecia). Pero este avance de las cifras, no evita que en la nueva etapa de reactivación, el sector se esté encontrando con varios factores limitadores que, a su vez, se están convirtiendo en retos que afrontar. De una parte, la falta de mano de obra de oficios tradicionales, como el de albañil, y de personal especializado, ya sean ferrallistas o cualquier otra profesión cualificada, ya que, al tiempo que ha aumentado la actividad de la edificación de viviendas, la de la rehabilitación también está viviendo su etapa de auge.

Envejecimiento

«Cada día está más difícil localizar a buenos profesionales», reconocen varios empresarios alicantinos del sector. Pero, además, los constructores y promotores se están encontrando con la realidad de un envejecimiento de la mano de obra. «Durante la crisis, muchos se fueron a otros sectores, y con el repunte, no se ha producido la vuelta. Algunos ya se han jubilado; y, ahora, la edad media de los ocupados es muy superior a la de antes de la crisis», explicaba Jesualdo Ros, secretario general de la asociación de Promotores de Viviendas de Alicante (Provia).

De hecho, según el último informe del Observatorio Industrial de la Construcción, creado por la Fundación Laboral de la Construcción (FLC), hace diez años el porcentaje de jóvenes menores de 35 años que trabajaban en el sector era del 42%, mientras que en 2018, ese porcentaje bajó al 19%. Además, apenas un 9% tiene menos de 30». Ramón Jerez, presidente de Fecia, federación miembro de la FLC en la Comunidad Valenciana, destaca uno de los grandes retos que subraya el informe de la Fundación, como es «afrontar el necesario rejuvenecimiento de la fuerza de trabajo del sector, atrayendo a los jóvenes». Un objetivo que, en principio, no es tarea fácil. «En estos momentos, hay poca gente joven en el sector, porque durante la crisis no ha habido trabajo y no han podido ir aprendiendo los oficios. Además, la juventud se orienta ahora a otras actividades que consideran menos duras que las de la construcción», apuntan otros empresarios provinciales. Una situación que está produciendo que sea más difícil encontrar especialistas «porque se necesita formación», apostillaba Jesualdo Ros. Un aspecto en el que también incidía Ramón Jerez, quien lanzaba, directamente, un llamamiento a las administraciones públicas «para que pongan recursos para dar la formación necesaria con el fin de cubrir ese déficit de personal especializado», añadía el presidente de Fecia.

En este sentido, el propio informe del Observatorio Industrial de la Construcción alerta de que es urgente mejorar la oferta en la formación profesional reglada, con ciclos conectados con el mercado laboral. Desde Fecia vienen detectando en los primeros meses de este año el incremento de la actividad del sector, entre otras cosas, por la demanda de cursos de Prevención de Riegos Laborales (PRL) que realizan en la Fundación Laboral de la Construcción en Alicante. Así, en lo que llevamos de este 2019, ya han finalizado diez cursos en los que han participado unos 200 alumnos, «que han encontrado una rápida colocación. Incluso, se puede decir que al 80% de los que han estado en los cursos ya les estaba esperando un empleo», destacaba Jerez. La obtención de este diploma en PRL es obligatorio para entrar a trabajar en el sector. Y la especialización de los cursos da una idea de cuáles son los oficios más demandados en la provincia en la actualidad y las dificultades que tienen los empresarios para cubrir estos puestos.

En estos meses, en Fecia se han desarrollado cursos de albañilería, encofrado, ferralla, pintura, maquinaria de movimiento de tierras, aparatos elevadores, equipos manuales, fontanería e instalaciones de climatización, entre otros. Según explicaba Jerez, estos son cursillos gratuitos para los parados del sector o que se incorporen al mismo. «Y los fondos los sufraga la Fundación», añade. La entidad también ha suscrito convenios para la formación en Prevención de Riesgos Laborales con Agencias de Desarrollo Local de municipios de la provincia, así como con la Diputación, para los ayuntamientos con menos recursos. El gasto de estas sesiones se financia al 50% entre la Fundación y la agencia municipal o la Diputación, en cada caso.

Desde Murcia o Albacete

En la «batalla» diaria de las empresas de la construcción para buscar mano de obra cualificada, «los encargados saben de las dificultades para encontrarla», añaden empresarios del sector. Y si no la encuentran en la localidad donde están realizando la edificación, la salen a buscar fuera. En la provincia, una parte de esta mano de obra especializada contratada para trabajar en la capital procede de la Vega Baja, una comarca que fue de las primeras en incorporarse a la nueva etapa de reactivación del sector inmobiliario, después de la crisis.

Pero cuando se agota esta vía, los promotores de viviendas salen fuera de la provincia para contratar, sobre todo en Murcia o en Castilla-La Mancha (Albacete). Un constructor comentaba que se ha dado la circunstancia de que profesionales procedentes de la vecina Murcia «que estaban haciendo la estructura en nuestro proyecto, cuando acabaron se iban a otra zona de la provincia a hacer lo mismo en otra obra». Un indicador de la importante demanda de personal especializado. «Y los buenos profesionales se pagan bien», añaden fuentes del sector.

Incluso, hace meses empresas que necesitaban trabajadores para sus proyectos de obra acudían a los institutos de Formación Profesional en busca de empleados. Entonces, el director del instituto Cavanilles, Rafael Herrero, explicaba que al centro llegaban responsables de constructoras de viviendas o de rehabilitación «y muchas veces no les podemosporque todos nuestros ex alumnos están trabajando». En los últimos meses, el 20% de las ofertas laborales del Servicio Valenciano de Empleo y Formación -ahora denominado Labora- está dirigido a encontrar personal especializado en oficios específicos de la actividad de la construcción, ya sea instalador electricista, encofrador, conductor de grúa o jefe de obra.

De hecho, albañilería cualificada y oficiales de primera con experiencia son dos de los oficios más difíciles de encontrar, según reconocen muchas empresas del sector del ladrillo. Y otro indicador más de este déficit de mano de obra en oficios tradicionales es que tanto en enero como en febrero de este año, la contratación de albañiles en la provincia se encontraba entre las cuatro profesiones más demandadas y con una variación al alza en el último año.

Según el Observatorio de las Ocupaciones de Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe), en el primer mes del año en Alicante se contrataron a 1.800 albañiles, sólo por detrás de los 6.117 camareros y de los 3.077 peones agrícolas. Además, se empleó a 267 encofradores y operarios de puesta en obra de hormigón. Igualmente, en febrero, se contrataron a 1.569 albañiles, y a unos 210 trabajadores de distintas fases de acabado de construcciones e instalaciones.

Innovación y digitalización

Con este nuevo escenario de escasez de mano de obra que se ha encontrado el sector tras salir de la crisis, y ante los pronósticos de una posible contención del crecimiento económico a nivel europeo, el informe del Observatorio Industrial de la Construcción apunta que la actividad «debería apostar por la innovación y la digitalización para que contribuyan a la mejora de los procesos productivos y al aumento de la competitividad de nuestras empresas».

No obstante, algunos de estos cambios, el sector los ha asumido en los últimos años. De hecho, los promotores provinciales vienen insistiendo en que con la recuperación de la actividad, las nuevas viviendas que se están edificando ya incorporan todos los sistemas de eficiencia energética y de mejoras en aras de la sostenibilidad, como indican las nuevas normativas. La transformación digital, no obstante, es un reto para todos los sectores productivos.

De 38.000 parados de hace diez años a 13.000

El ajuste de construcción, tras el «boom» inmobiliario, alertaba hace ya una década de lo que después sería una larga etapa de crisis económica. Fue la primera actividad en sufrir el impacto y la que comenzó a registrar las tasas más altas de paro. De hecho, hace diez años el ladrillo registraba una bolsa de parados de más de 38.600 personas, con datos de marzo del año 2009. En el mismo mes de este 2019, esa cifra se ha recortado hasta los 12.900. Un indicador de la mejoría que viene experimentando el sector en los últimos años y que ha ido en paralelo con un impulso de la contratación.

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