Desde la asociación apuestan por fomentar la interacción entre las startups y las industrias consolidadas. ¿Cómo son ahora esas relaciones? ¿Son fluidas o son compartimentos estancos?

Empiezan a ser fluidas. Cada vez hay más agentes en el ecosistema que están facilitando que esta relación se produzca y, además, cada vez más, las dos partes ven los beneficios de este tipo de relaciones.

¿Cuáles son esos beneficios?

Pues, para la startup el beneficio es, principalmente, aprovecharse del «know how» y del acceso al mercado de la industria, que ya tiene un recorrido y una forma de hacer las cosas para llegar a sus clientes. En cambio, la startup lo que aporta es la frescura, la innovación y la disrupción. Es muy difícil que los departamentos propios de I+D de las industrias se pueda arriesgar y tener el nivel de flexibilidad que tienen las startups. Yo creo que la combinación de esta flexibilidad y atrevimiento de los emprendedores, con la potencia económica y de acceso al mercado de las firmas consolidadas es un binomio perfecto.

¿Por qué ahora no se produce esa colaboración o se produce en menor grado de lo que sería deseable?

Se produce cada vez más pero faltan agentes que intermedien entre ellas porque hablan idiomas distintos. El proceso de la toma de decisiones de una industria para colaborar con una startup o el nivel de papeleo requerido es algo para lo que los emprendedores no están preparados. Y, por el contrario, la industria no suele asumir bien el nivel de frescura, de agilidad o de irreverencia de la startup. Es un tema más de preparación y lo que hace falta son agentes intermedios para eliminar estas fricciones y que encuentren los puntos de encuentro.

Otra de las cuestiones que se pone en ocasiones sobre la mesa es que los proyectos de las startups no suelen responder a las necesidades de las industrias locales. ¿Por qué?

Claro, si la industria está de espaldas al ecosistema innovador, es normal que ese ecosistema no desarrolle soluciones para ella. Los emprendedores trabajan en lo que conocen y buscan otros modelos. Pero a medida que las industrias se van abriendo y muestran su predisposición a colaborar con startups, no sólo a comprarlas o contratar a gente procedente de ellas, sino a subcontratar sus servicios o productos, los intereses de ambas partes se alinean.

¿Se hace suficiente para apoyar a las startups en Alicante y la Comunidad Valenciana?

Se está empezando a tener conciencia de lo importante que es esto y eventos como el Startup Industry Fórum demuestran que la Administración Pública sí que entiende que los emprendedores innovadores y tecnológicos son una parte de la transformación digital de los sectores tradicionales. Sí que se ha tomado conciencia y ahora lo que falta es activar políticas y acciones para que esto se pueda desarrollar. Iniciativas como la del Distrito Digital precisamente lo que pretenden es favorecer esa conexión entre innovadores y empresas.

¿Se dan suficientes ayudas?

No creemos que sea un tema de dar más o de que se necesiten más ayudas directas, sino de menos trabas. Por ejemplo, hoy en día constituir una sociedad conlleva mucha burocracia, también está el tema de la cuota de autónomos de los socios fundadores, la atracción de talento... Son asuntos que muchas veces no son de competencia autonómica, que vienen del ámbito estatal e, incluso, europeo y que, de una forma consensuada, los gobiernos tienen que abordar. Y, sobre todo hay que tener en cuenta que esto es una carrera global. Estamos compitiendo con ciudades como Lisboa u Oporto, sin ir más lejos, que sí están entendiendo la situación y han buscado cómo solucionar el tema de la atracción de personal a través de las «stock options». Eso en España sigue sin resolverse y en Portugal lo han conseguido.

¿A qué se refiere con este tema de las «stock options»?

Bueno, cuando eres una startup joven y no tienes dinero para atraer talento bueno y potente, en otros países lo que se hace es dar opciones sobre las acciones de la compañía. De esta forma, si juntos conseguimos que esta compañía valga mucho dinero, podrás ejecutar estas acciones y ganar mucho más dinero del que te puedan pagar como sueldo. En otros países europeos y del mundo está regulado para que pueda pasar pero en España la fiscalidad es superelevada para el trabajador y no sale a cuenta esta fórmula. Es una desventaja que tenemos.